La exvicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, declaró este miércoles como testigo ante los jueces Tribunal Oral Federal N° 6, Sabrina Namer, Adrián Grunberg e Ignacio Fornari, por su intento de asesinato. Fue acompañada de sus abogados y una pequeña delegación política. 

En el inicio del juicio oral, Fernando Sabag Montiel, el autor material del intento de magnicidio, confesó que su intención era asesinar a la víctima y que su ex pareja, Brenda Uliarte, deseaba que el ataque se llevara a cabo.

Sabag Montiel, Uliarte y Nicolás Carrizo, quienes están acusados de intentar cometer homicidio, enfrentan cargos por tentativa de homicidio doblemente calificado: por alevosía y por la participación premeditada de dos o más personas, agravado por el uso de un arma de fuego.

Kirchner manifestó que no se dio cuenta de que le habían disparado y que solo fue informada del intento de asesinato una vez consumado el hecho, cuando Fernando Sabag Montiel, el principal imputado, ya había sido detenido por el personal de seguridad que la custodiaba.

Afirmó que, en la actualidad, un golpe de estado al estilo tradicional sería imposible, pero advirtió que existen otros métodos para desplazar a quienes se oponen a ciertas políticas. En este contexto, señaló que si no hubiera una coordinación con los medios hegemónicos y el poder judicial, compuesto por el poder económico concentrado, tales situaciones no podrían ocurrir.

Criticó que aquellos que se oponen a la "entrega del país" intentan eliminarla con un tiro o con una sentencia, citando el titular de Clarín: "el tiro no salió, pero la sentencia sí". Aseguró que la sociedad ha sido profundamente alterada.

También expresó su preocupación por las declaraciones de los representantes elegidos para el cargo presidencial, observando que quienes gobiernan parecen reflejar a quienes son gobernados; de no ser así, habría una anomalía.

La ex mandataria subrayó que, aunque se ha hecho justicia con los autores materiales del intento de magnicidio, aún faltan por identificar a los autores intelectuales y financiadores del ataque. Reiteró que estos no tienen deudas con ella, sino con la democracia, y afirmó que la política debe ser una herramienta para cambiar la sociedad, no para estigmatizar ni para asesinar.

Además, indicó que su despacho fue "marcado" para el ataque y que, a pesar de recibir insultos de ciertos grupos en su domicilio, no ha recibido novedades de parte de la justicia. Detalló que las agresiones empeoraron después de la pandemia.

La ex presidenta mencionó que sufrió mucha violencia por ser la única mujer elegida para la presidencia de Argentina y por sus decisiones durante su mandato, como la creación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la defensa de los derechos laborales. Aseguró que muchas políticas que incomodan a la oposición contribuyen a las manifestaciones de agresión en su contra.

Reflexionó sobre cómo, si hubiera habido un atentado contra Mauricio Macri y un diputado de Unión por la Patria estuviera involucrado, la reacción habría sido diferente. En este sentido, aludió a Gerardo Milman y su controvertida declaración: "Cuando la maten, voy a estar en la costa".

Sobre el intento de magnicidio, comentó que evita mirar la imagen del arma utilizada, reconociendo que podría tener algún impacto psicológico. Aunque no se ha sometido a un psicoanálisis, consideró que tal vez debería hacerlo.

En relación con cómo otros dirigentes han manejado la deuda del país sin enfrentar las mismas dificultades, afirmó que confía en que Dios tiene un propósito en todo lo que sucede. Afirmó ser muy creyente.

Finalmente, comentó que la oposición no tolera que una mujer tenga razón y actúe con fundamento, y que si un hombre se opusiera a lo que ella se opone, no generaría la misma molestia.

Aunque no se considera feminista, se mostró consciente de las dificultades que enfrenta. Concluyó diciendo que planea hacer un esfuerzo por olvidar ciertos aspectos para poder seguir adelante.