En 2023 el 26,7% de los argentinos sintió malestar psicológico: es la cifra más alta en 20 años
Así lo indicó un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. Los problemas económicos impactan sobre el estado de ánimo y producen desazón y tristeza. Cuándo es necesario pedir ayuda.
Durante crisis económicas y sociales el bienestar psíquico de las personas se ve más afectado y, a mayor vulnerabilidad, más es el riesgo de padecer un trastorno depresivo.
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, que se conmemora cada 13 de enero, especialistas destacaron el impacto del contexto que vive Argentina en la salud mental y brindaron pautas para poder detectar los síntomas de la enfermedad y diferenciarlos de estados de ánimos pasajeros.
Cynthia Dunovits, médica especialista en psiquiatría y jefa de la División de Psicofarmacología del Hospital de Clínicas de la UBA, explicó que la principal característica de la depresión es “la persistencia en el tiempo del desánimo, la mayor parte del día y con un impacto en las actividades diarias”.
Para graficarlo, la profesional ejemplificó: “Las personas ya no pueden continuar haciendo cosas que antes hacían, incluso actividades muy básicas, como un encuentro con amigos o ver una película”.
Para diferenciar un estado anímico temporal, provocado por circuncidas específicas o alguna situación de estrés, respecto de un trastorno depresivo, el médico psiquiatra Manuel Vilapriño Duprat, expresidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA) y docente universitario, sostuvo que, “fundamentalmente, hay que prestar atención a aquellos síntomas que no permiten el disfrute de la vida”.
En un cuadro de depresión es central la llamada anhedonia, es decir, la incapacidad de experimentar placer. “Esa parálisis de la vida sostenida –entre 14 a 30 días, como mínimo– es un signo característico que la persona podría tener en cuenta a la hora de decir ‘necesito ayuda’”, indicó.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de cada cuatro personas padece algún tipo de trastorno mental y que la depresión es el más frecuente.
Vilapriño Duprat aclaró que “el trastorno depresivo es una enfermedad metabólica cerebral” y que existe una vulnerabilidad biológica y genética, es decir, “gente que tiene mayor predisposición a deprimirse que otras ante situaciones de estrés”.
Dunovits sumó que la depresión tiene un impacto sistémico en la persona que la padece: “No solo afecta el funcionamiento cerebral, sino que también el apetito, el sueño y los ritmos gastrointestinales”, enumera la médica del Hospital de Clínicas. Esto hace que, si no es tratada, también tenga incidencia, por ejemplo, en el aumento de eventos cardiovasculares.
El impacto social en la salud mental
“Un factor de riesgo fundamental tiene que ver con lo social o socioambiental”, aseguró la profesional, y destacó que “en momentos de crisis hay un aumento de casos y consultas, porque no solo somos seres biológicos, también somos seres sociales y todo lo personal, lo interpersonal, tiene un impacto directo en nuestro ánimo”.
“En la peripandemia vimos un aumento del 25% de la incidencia de síntomas de ansiedad y depresión, y desde la peripandemia y post pandemia tuvimos en el país un continuado de eventos estresantes y adversos que, por supuesto, tiene un impacto directo”, señaló.
Según datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), de la UCA, en 2023 un 26,7% de la población sintió malestar psicológico, con proyección a la suba. Es la cifra más alta desde el 2004, cuando comenzó a realizarse esta medición, que no evalúa el trastorno depresivo sino la alta sintomatología ansiosa y depresiva.
“Hay una tendencia ascendente en el último período, que corresponde a una situación de post pandemia y agudización de crisis por el contexto económico”, detalló Solange Rodríguez Espínola, doctora en psicología e investigadora del estudio “Condiciones psicosociales 2004-2023: el malestar subjetivo y las carencias en capacidades psicológicas de las personas”.
Rodríguez Espínola dio un dato relevante: “Las clases socioeconómicas medias son las que más incrementaron la sintomatología ansiosa y depresiva en este último periodo”. Esto, a pesar de que siempre los sectores más vulnerables fueron los más afectados.
Otro tema a destacar del estudio de la UCA es que las mujeres presentan mayor índice de malestar psicológico, y que a nivel etario el segmento con mayor incidencia son las personas de entre 30 y 50 años, donde las responsabilidades del hogar son un gran factor de estrés.
Rodríguez Espínola también subrayó que la mayoría de las personas encuestadas no buscó asistencia o ayuda, sobre todo en estratos socioeconómicos más vulnerables, “porque no identificaron los síntomas o tienen dificultad en el acceso”.
No subestimar las señales
Para Dunovits, un problema central es que aún hay muchos estigmas y mitos respecto al padecimiento mental. “Se suelen escuchar frases como ‘se deprime el que puede’, como si fuera un permitido medio burgués. Y lo cierto es que es al revés: la mayor vulnerabilidad social genera también un mayor impacto en el ánimo y en la ansiedad”, indicó la profesional.
Vilapriño Duprat remarcó que en muchas personas aparece inmediatamente la sensación de reproche, el “quisiera, pero no puedo”. Y ese “no puedo” genera baja autoestima, culpa y malestar.
En ese sentido, Dunovits hizo hincapié en no hay que subestimar los síntomas. “El trastorno depresivo genera un impacto en el rendimiento laboral, en los vínculos y también un gasto sanitario, ya que aumenta el riesgo de enfermedades”.
El cuadro no tratado lleva también a la desesperanza y, muchas veces, a ideas de muerte, con el riesgo que eso conlleva.
Por otro lado, la especialista advirtió que “hay un uso indiscriminado” de las benzodiacepinas, con fármacos como el clonazepam o el lorazepam, “que no son tenidos en cuenta como psicofármacos”. Indica que tienen “un potencial de abuso porque, al generar dependencia, el efecto es cada vez menor”. En esa línea, remarcó la necesidad de que todo uso de psicofármacos sea supervisado por psiquiatras.
Los hábitos saludables y una buena alimentación son claves en el tratamiento, pero también en la prevención. “Está demostrado que el ejercicio físico tiene un impacto a nivel del ánimo muy similar a los antidepresivos. Los especialistas no podemos solo indicar un psicofármaco y esperar que el paciente mejore”, señaló Dunovits, agregando que es esencial el acompañamiento de una psicoterapia.
Para Vilapriño Duprat, también es central el descanso: el buen dormir implica de siete a nueve horas de sueño, de noche para que sea reparador.
Por último, en tiempos de incertidumbre y estrés, el especialista subrayó la importancia que tienen los vínculos positivos, sentirse cuidados y queridos. “Vivimos en una sociedad muy individualista y es necesario apostar más por lo comunitario. Hay que dedicar tiempo a los afectos y a la familia”, concluyó el médico psiquiatra.
Si tenés síntomas o advertiste señales de problemas en tu salud mental, podés comunicarte con la línea telefónica nacional y gratuita de Salud Mental: 0800 999 0091, las 24 horas
Fuente: Télam