Atenas sabía que tenía que ganar una batalla más psicológica que basquetbolística, y esta vez sobre el timbre superó el examen. Con mucha intensidad defensiva y concentración derrotó a Ferro 77-76 y dio un paso importante en el largo camino que le queda por delante. Cortó una racha de cinco derrotas en hilera y el viernes recibirá a Comunicaciones.

Para el olvido. Así fueron los primeros cuatro minutos de partido para Atenas. Se equivocó en todas las rotaciones defensivas, no encontró vías de gol y fue apabullado por un Ferro prolijo que se llegó a escapar por máxima de 12 (14-2) con Sebastián Orresta manejando los hilos del partido. Pero a partir de ese momento, los movimientos del banco llevaron "cambios de aire" al rectángulo, sobre todo de la mano de Franco Baralle que abrió el aro con el tiro largo (2/2 en triples y 8 puntos) y encabezó un parcial de 23-13 con el que el Verde quedó abajo al término, por 27-25.

En los segundos diez fue todo mucho más parejo. No se sacaron ventajas. Sí es cierto que la visita fue un poco más, pero las apariciones claves de Walter Herrmann anotando y colaborando en la pintura (10 puntos y 6 rebotes) terminaron siendo fundamentales para que el Griego se quedara con el 21-20 y fuera al descanso apenas uno abajo: 46-47.

A la vuelta del vestuario fue enorme el trabajo defensivo del elenco de Osvaldo Arduh. Intenso y concentrado atrás y pujante en ofensiva, corriendo cada vez que pudo para hacer la diferencia. Jugó en equipo, sacó máxima de 10 (61-51) y se tomó algunas licencias antes de tiempo, que le permitieron reaccionar a Ferro, aunque no puso en riesgo el dominio y se metió a los últimos 10 minutos 63-56.

Y el segmento final se trataría de un examen psicológico-motivacional. Que esta vez fue aprobado. Atenas necesitaba ganar y más contra un rival de la envergadura de Ferro, y lo consiguió. Triunfazo en Córdoba por 77-76 para cortar la mala racha y comenzar a ilusionarse con la reacción.