Cuando aquel 8 de abril de este año se halló el colectivo urbano de la ciudad de Córdoba con su chofer fallecido adentro, posiblemente no se pudo dimensionar la gran tarea que le conllevaría a la Justicia de Córdoba.

La muerte de Gustavo Cuello fue, durante mucho tiempo, un misterio. Demandó pruebas y contrapruebas, además de pericias complementarias buscando precisiones.

La investigación determinó que, en ese descampado de Villa Boedo, en el sur de la capital, el trabajador tenía un traumatismo de cráneo y alguna marca en una mano que orientó las tareas hacia un homicidio.

Pero por estas horas, y tras un gran seguimiento, el fiscal Tomás Casas se apresta a archivar la causa, induciendo que se trató de un suicidio.

Diversas pruebas lo llevaron hacia ese camino, además de algunas precisiones respecto a los perfiles de la víctima en redes sociales.

Jorge Vasalo - AM 580 / Pensavalle Informa