Un nuevo ejemplar de aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) regresó a su hábitat en los bañados del Río Dulce de Miramar de Ansenuza, luego de recibir el alta veterinaria en la Reserva y Centro de Rehabilitación Tatú Carreta.

Este animal fue hallado a finales de junio por un poblador del sudeste de la localidad de Monte Maíz, quién dio aviso a Policía Ambiental tras observar que estaba lesionado.

El cánido luego de ser rescatado ingresó con pronóstico reservado a la reserva ubicada en la localidad de Casa Grande, donde comprobaron que tenía una fractura expuesta en su miembro posterior izquierdo.

La ministra de Ambiente y Economía Circular, Victoria Flores, afirmó que “la liberación de esta especie, que hoy está en peligro de extinción en nuestra provincia, es para el equipo del Ministerio de Ambiente, una gran noticia". 

Foto: Gobierno de Córdoba.

Y agregó: “El cuidado y la preservación de la biodiversidad será prioridad para esta gestión provincial. Trabajaremos para armonizar los requerimientos de la vida humana con los de la vida silvestre asegurando el progreso y la libertad de las especies de fauna autóctona de nuestra provincia”.

Tanto el rescate como el proceso de recuperación del ejemplar fueron llevados a cabo en conjunto entre la Secretaría de Ambiente, Policía Ambiental; la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, el CONICET y la Universidad Católica de Córdoba. Todo en el marco del programa de financiamiento Impactar 115 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

Este programa tiene como objetivo fortalecer el trabajo articulado con los centros de rescate y las instituciones científicas locales a fin de garantizar el bienestar, la recuperación biológica y la atención adecuada de los ejemplares rescatados.

Foto: Gobierno de Córdoba.

En este proceso interactuaron biólogos/as; veterinario/as; expertos técnicos en manejo de fauna silvestre; especialistas en cirugía veterinaria; junto al personal del centro de rescate Tatú Carreta.

Para la recuperación del ejemplar, se realizó un monitoreo comportamental no invasivo, sin tocar al animal, con videograbaciones de 24 horas continuas durante los siete días de la semana, e integrado con el manejo veterinario y de bienestar animal del centro de recuperación.

No hay antecedentes conocidos de que se haya trabajado de esta manera en la provincia ni en el país.