La última misa: así vibró el Chateau en la canción final del concierto de los Redondos
El 4 de agosto de 2001 la mítica banda de rock tocó por última vez en el estadio cordobés. En un show impecable al que asistieron más de 45 mil personas, presentaron el disco "Momo Sampler".
Una vez más, la "misa ricotera" y multitudinaria se repetía en Córdoba, donde ya habían brindado conciertos memorables, como el que dieron en el viejo anfiteatro de Villa María, el 23 de mayo de 1998, precedido por disturbios entre los asistentes y la policía en el momento del ingreso, que provocó que cerca del comienzo del show se abrieran las puertas.
Esta vez, el show de "los Redondos" sería en el estadio Chateau Carreras, un lugar amplio que podía albergar a una multitud y donde el ingreso podía ser más ordenado, tranquilo y sin incidentes. A ello se le sumaba un amplio operativo policial, con diferentes anillos ubicados a un par de cuadras de los accesos principales. Cómo sucedía cada vez que tocaba la banda platense, gente de todo el país había llegado a la provincia y "copado" el camping general San Martín y otros sitios de alojamiento.
Ese 4 de agosto de 2001, las decenas de miles de personas que asistimos al concierto, desconocíamos que seríamos testigos de un hecho histórico, como finalmente fue el último show de "Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota", antes de desintegrarse como formación.
Al igual que en cada ocasión que "tocaban en vivo", una sensación inexplicable circulaba en el aire, una mezcla de alegría común, goce ante el hecho artístico, confraternidad en algunos casos y la esperanza de la llegada del momento final del éxtasis, para hacer una catarsis colectiva al ritmo de JI Ji ji y "el pogo más grande del mundo", un espectáculo aparte que merece ser vivido en toda su dimensión, aunque sea difícil de explicar con palabras.
En la previa del recital la tragedia conmovió a todos, cuando Jorge Filippi, un santafesino de 31 años que había venido al show, murió luego de caer desde una baranda al estacionamiento de la platea, poniendo la nota triste a esa jornada.
Cuando comenzaba a hacerse de noche, apareció la banda, y al ritmo de "Unos pocos peligros sensatos", arrancó "la despedida sin aviso" y a puro baile, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, ante más de 45 mil personas que pagaron su entrada, y convirtieron al espectáculo en el evento musical más convocante de la historia de Córdoba.
Luego la lista siguió con "El pibe de los astilleros", que desató el primer movimiento sísmico en el Chateau y sus alrededores, al que le siguieron varias canciones de "Último bondi a Finisterre" y "Momo Sampler", disco que estaban presentando y que también es el último registro de la banda en estudio.
El escenario estaba ubicado de espaldas a lo que era la platea descubierta, de manera que ambas populares, la platea cubierta y el campo estaban repletos de gente, que disfrutaba el show, como si fuera "uno más" de la banda. Pero la sociedad entre Skay Beilinson, el eximio guitarrista, la "Negra" Poli manager de la banda y pareja de Skay y Carlos "Indio" Solari, cantante y compositor, había entrado en crisis y comenzaba a disolverse.
Años más tarde se conocieron los motivos de la pelea y las acusaciones cruzadas. Por un lado, Skay sugirió en una nota que fue porque alguien se quería apropiar de la gloria del grupo", a lo que Solari respondió contando que hacía tiempo que "pedía una copia de los registros grabados" de distintos shows en vivo, cuyos originales tenía guardados Poli y no le fueron entregados.
Lo cierto es que hace 21 años, el 4 de agosto de 2001, en el estadio Chateau Carreras, "Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota", "los Redondos" o los "Redó" como los bautizó el decir popular, dieron el último concierto en Córdoba. Después de dos horas, llegó "Ji, Ji, JI" la canción que cerraba todos los shows y desataba el baile frenético y catártico de los "ricoteros" y el "oh,oh,oh" tribunero al ritmo del solo de guitarra de Skay. Cuando concluyó la canción, exhaustos, muchos empezaron a retirarse, pero esa noche era a todas luces distinta a otras, aunque nadie sabía porqué.
Luego de un par de minutos, la banda volvió al escenario y comenzó a tocar "Un ángel para tu soledad", que se convirtió en el último himno que tocaron los "Redondos" y fue en Córdoba. José Lezcano, camarógrafo de Canal 10 registró ese momento histórico. "Ángel de la soledad y de la desolación, preso de tu ilusión, vas a bailar, a bailar, bailar. Por mis penas bailá y por tu soledad" coreamos todos y todas, y bailamos. Y nos fuimos felices, por haber sido parte de un momento único, como cada uno de esos conciertos de los "Redondos", aunque no supiéramos que era el último.