Si bien es importante para la salud realizar actividad física durante todo el año, en verano, con las altas temperaturas, los ejercicios deben moderarse y realizarse con ciertos cuidados. Para ello, el Ministerio de Salud brinda información sobre las medidas a tener en cuenta.

La actividad física produce efectos beneficiosos en la salud de las personas en todas las etapas de su vida: ayuda a prevenir la hipertensión y la diabetes, entre otras enfermedades crónicas, y reduce el riesgo de contraer algunos tipos de cáncer.

Además, con relación a la salud mental, mejora la función cognitiva, colabora en la prevención de la enfermedad de Alzheimer, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión. En personas adultas mayores, disminuye el riesgo de caídas y lesiones asociadas, además de mejorar la funcionalidad física.

Por ello, es bueno sostener la actividad física durante toda la vida, pero siempre de acuerdo a las condiciones de cada persona, y a factores ambientales también.

Al respecto, Francisco Echeguía Cudolá, referente de actividad física de la Dirección General de Integración Sanitaria, explicó: “Durante el ejercicio, la temperatura corporal aumenta debido a la producción de calor metabólico generado por los músculos que están activos, lo que incrementa la irrigación sanguínea y la sudoración. Si la temperatura ambiental es más alta que la corporal, puede desencadenarse un golpe de calor, insolación, o lesiones musculares, debido a la exposición, el esfuerzo y el aumento de la temperatura corporal”. 

Así, en época de temperaturas elevadas se recomienda moderar o reducir la actividad física y elegir lugares cerrados para practicarlos, como gimnasios o dentro del domicilio, y para quienes hacen deporte con asiduidad, hacerlo a primera hora de la mañana o a la tarde, después de las 19 horas.

En este sentido, es importante conocer e identificar los síntomas que puede ocasionar un golpe de calor: agotamiento, debilidad, pérdida de lucidez, confusión, dificultad para hablar, hipotensión, dolor de cabeza, mareos, posibles desmayos, piel caliente y seca (por el cese de la sudoración), náuseas, vómitos, diarreas, pulso acelerado y taquicardia, entre otras. 

Ante la presencia de estos síntomas es importante interrumpir la actividad de inmediato y dirigirse al centro médico más cercano.

  • Realizar actividad física al aire libre antes de las 10 o después de las 19.
  • Hidratarse con agua antes, durante y después de realizar ejercicio.
  • Evitar la exposición al sol. Es importante aplicarse protector solar adecuado para prevenir enfermedades de piel.
  • No comer en exceso, priorizar frutas y verduras.
  • Evitar el consumo de grasas, azúcares, alcohol y cafeína, ya que contribuyen a la deshidratación.
  • Usar vestimenta liviana, aireada y de colores claros.
  • Controlar la cantidad, duración e intensidad de la actividad. Es fundamental no excederse en el esfuerzo.