La la lá en Obras, cuando tocaron juntos Fito Páez y Luis Alberto Spinetta
Capricho de la historia: fue por una biopic de Netflix de este año que ese concierto, celebrado en diciembre de 1986, ciertamente maravilloso en su momento, llegó finalmente a ser mítico
Veníamos de la frustración: Luis Alberto Spinetta y Charly García no harían el disco en conjunto que planearon y soñaron. Pero Luis sí lo había conseguido con Fito, un baluarte maravilla que por entonces tenía solo 23 años.
Luis habló de ese encuentro fallido en una canción de su disco individual Privé que publicaría poco después, en el transcurso del 87. Decía: mis amigos no pueden creer que se pinchó. Y luego era explícito: Hoy Carlos partió sin esperas desde un no-lugar, y algo que noquea nos quedó aquí, con el speed de la luz. Acaso un adiós, un puente de Telecaster. Pobre amor, llámenlo.
Pero la hermosa constatación de que encontrarse era posible y tenía sentido la encontró Spinetta en su encuentro con Fito Páez, quien ciertamente lo consideraba su maestro.
En la noche del 13 de diciembre de 1986, apenas un mes y medio desde que terminaran el disco en dúo, Luis, siempre adelante, siempre más veloz que todos, quiso aprovechar para dar a conocer su Privé, que era un disco muy digital, con canciones que apuntaban a ser exitosas. Y Fito repasó su obra hasta ese momento, además de presentar por primera vez en público su furioso Ciudad de pobres corazones, que había compuesto pocos días antes, conmovido por el asesinato de su familia. Y los dos juntos recorrieron tema por tema el maravillos La la lá que habían hecho.
Tuve el honor de ser, esa noche, responsable de la comunicación con la prensa por el lado de Spinetta. Era empleado de la productora Abraxas, que había producido el enorme proyecto folklórico De Ushuaia a La Quiaca de León Gieco, y en cuyo equipo yo había trabajado, y el destino me había regalado que además de ese blasón, pudiera estar muy cerca de Spinetta en un momento clave de su camino artístico.
Por el lado de Fito, hizo esa tarea mi amiga Liliana Amuchástegui, que había sido parte del staff de Daniel Grinbank y que estaba, en ese momento, haciendo su tarea en el management comandado por Fernando Moya.
Recuerdo que para esa ocasión preparamos un dossier para los periodistas con el listado completo de temas y la formación de músicos que Spinetta y Páez iban a presentar, y todas las letras. Era algo que no se hacía habitualmente.
Páez y Spinetta se repartieron todas las tareas, y de común acuerdo, las asignaron a su gente de confianza.
Todas las fotos del dúo las hizo Eduardo Martí, Dylan, el gran amigo de Luis. Algunas quedaron casi inéditas, como la central de esta nota, que solo apareció en el programa oficial del concierto, que tenía buen tamaño, mucha información y muchas ilustraciones, y que era maravilloso como otros de esa época.
Y el concierto en sí fue una gloria.
De por sí, el disco, publicado como disco doble en formato vinilo -el principal que existía en esa época-, tenía canciones ciertamente hermosas.
El técnico de sonido de ese show grabó oficialmente todo lo que sucedió sobre el escenario y después la cinta fue pasando de mano en mano, acaso en un gesto de inocencia, porque nadie pensaba en un pirateo, y hoy está publicado, completo, en Youtube.
Años después, en una distendida entrevista que concedió a un programa radial, Fito escuchó una grabación de los primeros momentos de la gestación del disco en conjunto que circula en Internet.
Aclaración importante: si bien se anuncia como demos, lo que se escucha ahí no son demos sino los primeros bocetos de las canciones, compuestas por uno ú otro, que finalmente fueron interpretadas por los dos.
Es un testimonio magnífico.