Pedro y Pablo, acá, en los pasillos
El dúo de Miguel Cantilo y Jorge Durietz algún día será dimensionado adecuadamente como parte importante de la historia del país. Pero entretanto es un número artístico más, y aunque sus impulsores hacen todo lo posible porque no, ya no es tan de hoy sino que forma parte del pasado. Es la verdad. Los dos estuvieron muchas veces en Córdoba, e incluso cantaron en Disco Pi. Esta nota habla de eso
Miguel, enorme.
Miguel y Jorge, enormes los dos.
Tuve el gusto de conocer a Miguel en el comienzo de los 80, cuando volvió al país luego del exilio y de sus aventuras en Europa. Al tiempo que escuchaba Punch, y sentía que todo iba por ahí, escuchaba sus historias de tiempos -entonces- no tan lejanos con Miguel Abuelo, Piero, Kubero y el Morcy. Poquito después conocí a Jorge. Yo era uno de los tantos que soñábamos con que alguna vez volvieran a cantar juntos. Y el destino me regaló que me convocaran a escribir en el programa del Obras del retorno, quién sabe si ellos se acuerdan de eso. Escribimos Gloria Guerrero y yo. Para mí, fue algo inolvidable.
Gracias a Miguel conocí Agua de Oro hace muchos años ya. Aquí me quedé, miren si fue importante aquello.
Y los dos estuvieron varias veces en Disco Pi.
Una vez Miguel cantó una vieja canción de Jorge de la Vega de la época del gusanito y el Di Tella. Se la acordaba a la perfección.
Un rato después, Miguel, acompañado por Jorge, hizo una de esas canciones que él cantaba con Miguel Abuelo en las calles de Europa, esperando que algún caminante dejara unos pesos en la gorra. Era una del Cuchi y Manuel Jota Castilla, que él aprendió a degustar en la versión del Dúo Salteño, qué maestros.
Algún día me pondré a contar cuántas cosas me han confiado esos gigantes Miguel Cantilo y Jorge Durietz.
¿Se acordarán de aquella vez que fuimos a comer juntos, acá en Córdoba? ¿De cuando Jorge me contó de su vida en el barco?
Por lo pronto, quería compartir unos fragmentos de video de aquella vez que estuvieron en la radio con las guitarras.