Y claro, Javier Martínez bebió mucho tango
Manal es el trío que en el comienzo de la historia del rock argentino, a fines de los 60, hizo blues en nuestro idioma, algo que a nadie se le había ocurrido. Su cantante, principal compositor y baterista de aquel grupo pionero, admite que una de sus fuentes poéticas es el tango. Se lo contó al autor de esta nota en una entrevista en la que repasó su historia
Javier es un tipo serio pero tiene la risa fácil si se siente cómodo.
Es un personaje difícil, vive recluido en una casa del Gran Buenos Aires que no se parece a la de diez pinos que alguna vez pintó un tema de Manal, ni a las de Avellaneda, que tan bien retrató en el emblemático blues de Manal.
Y en una mesa de un bar cuenta que está releyendo un libro de Borges que habla del tango.
Según cuenta Pipo Lernoud, las noches aquellas de la segunda mitad de los 60 en el bar La Perla, que se prolongaban hasta que alto brillaba el sol, Javier era de los más interesados en los libros. Escuchaba mucha música, sí, pero también leía mucho. Leía todo: poesía, filosofía, novelas, autores clásicos y también otros desconocidos. Mucho de eso se puede escuchar en lo que luego escribió para Manal.
En su derredor, sus amigos Litto Nebbia, Tanguito, Moris y otros pioneros escuchaban sus apasionados relatos sobre lo que había leído.
Todos eran muy jovencitos, casi niños. En el 66, Javier tenía 20 años.
Hoy tiene algunos más y es una leyenda.
Un día, ya no importa cuándo ni dónde, hablamos del tango.
Y se confirmó la sospecha: el poeta del blues, que fue parte de los pioneros del rock argentino, abrevó en el tango. Leyó a los grandes poetas del tango.
Es para que lo anoten las nuevas generaciones.