Las elecciones del ‘63: competencia nacional de cordobeses
El 12 de octubre de 1963 asumía la presidencia el cordobés por adopción Arturo Humberto Illia. Con el peronismo proscripto y Arturo Frondizi preso, el hombre de Cruz del Eje logró solo el 25% de los votos. Entre los tantos datos que surgen de aquellas elecciones, resalta la cantidad de cordobeses que buscaron la presidencia.
Líder del radicalismo cordobés, médico y hombre de tierra adentro, en la división generada entre la UCR del Pueblo y la UCRI, Illia había optado, como buena parte de los cordobeses de boina, quedarse en el bando liderado por Ricardo Balbín y enfrentar así a los intransigentes, más propensos a hacer acuerdos con el peronismo perseguido.
Arturo Frondizi, el líder de la UCRI y destituido un año antes, seguía preso. Paradojas de una Argentina semidemocrática: ir a elecciones con el último presidente encarcelado sin un debido proceso y muchos menos razones legales. No en vano casi el 20% de los hombres y mujeres que fueron a votar optaron por el voto en blanco. El descontento de buena parte de la población sería, en pocos años, la razón principal de por qué la Argentina elegía iniciado a fines de esa década y comienzos de los ‘70.
Pero mucho antes de eso, en julio del mismo ‘63, Illia lograba el 25% de os sufragios mientras que su principal competidor, Oscar Alende, empardaba los votos en blanco con el 20%. Alende era la representación de la UCRI, cuyo líder y fundador estaba detenido. Las elecciones de 1963 serían las últimas de las 4 elecciones nacionales en donde los 2 principales contrincantes eran radicales: 1928, Yrigoyen versus Melo; 1937, Ortiz versus Alvear y 1958, Balbín versus Frondizi. Internismo como conducta de vida.
Pero vamos al dato de 1963 que más interesa a la República de Córdoba: de los 7 candidatos a presidente en aquellas elecciones, 5 (sí, cinco), eran cordobeses. Contando como propio a 1) Illia (nacido en Pergamino pero adoptado prontamente como hombre de estas tierras), se sumaban como candidatos:
2) Pedro Eugenio Aramburu. El golpista de 1955 buscaba en 1963 la presidencia de modo legal. Nacido en Río Cuarto, su carrera militar le desdibujó el perfil cordobés. No obstante, su familia habitó durante varios años el Sur de la provincia, a donde el hombre de armas volvía de modo continuado. Si bien su carrera política -breve- fue a nivel nacional, en su terruño de origen logró varios adeptos. Alcanzó el 15% de los votos, quedando en 3er lugar.
3) Emilio Olmos. Nombre de avenido importante de Córdoba capital, Emilio Olmos, el candidato a presidente de 1963 por la Federación de Partido de Centro (‘centro’) era el hijo del Emilio Olmos que hoy bautiza la continuación de la avenida Colón. Aquel padre hecho arteria había sido intendente -el que ensanchó la Colón, de ahí el homenaje- y el gobernador más efímero de nuestra historia: a los 15 días tuvo que delegar el mando y al mes y medio se murió (todo en 1932). Su hijo, quien nos interesa ahora, había heredado nombre, apellido, patriciado y lugar de poder en el tradicional Partido Demócrata, el otrora partido hegemónico de Córdoba hasta la aparición de la UCR. Olmos hijo también había sido intendente de esta ciudad, pero de facto. Ocupó el Palacio 6 de Julio durante la dictadura de su coetáneo Aramburu. Ahora se enfrentaban. Olmos quedó en 4to lugar, con poco menos del 7% de los votos.
4) Horacio Sueldo. Nacido en Villa del Rosario, fue uno de los políticos de mayor trayectoria en el Siglo XX. Hoy olvidado, fue fundador de la Democracia Cristiana, nacida férrea enemiga del peronismo en 1954. En el ‘55, Sueldo fue uno de los comandos civiles que colaboró activamente con el golpe de Estado. 8 años después, en este 1963, Sueldo había logrado una inesperada alianza con el peronismo -el mismo que había derrocado hacía tan poco-, pero la proscripción vetó la alianza y Sueldo fue candidato en soledad de su partido. Volvería a serlo en 1973, encabezando una alianza de izquierda cercana al peronismo. En el ‘63 quedó en 5to lugar, con apenas el 5% de los votos.
5) Alfredo Orgaz era hijo de la mujer a quien llamaban, en Alberdi y en toda Córdoba, la gallina de los huevos de oro. Prole múltiple y todos destacados, tanto varones como mujeres. Jorge, dos veces Rector de la UNC; Arturo, fundador del Club Atlético Belgrano y candidato eterno a todos los cargos del Partido Socialista. En 1963 fue el turno de Alfredo, destacado jurista, ex integrante de la Corte Suprema y emblema, como buena parte de la familia, del socialismo argentino. Quedó en 7mo lugar, con menos del 4% de los votos.
De los 7 candidatos, los únicos no cordobeses fueron el nombrado Alende -que, de origen radical, años después sería la principal referencia de la izquierda nacional- y el inefable e inolvidable Alfredo Palacios, que encabezó una de las facciones del socialismo argentino, enfrentándose a la dinastía Orgaz, que el mismo Palacios había prohijado.
En aquel 1963, Córdoba dejaba en evidencia su condición de faro nacional. No sólo por la cantidad de dirigentes políticos con proyección a todo el país, sino también por el rol cada vez más activo que iba tomando la sociedad mediterránea en la configuración de la Argentina por venir.