El misterio de Marilyn Monroe, el potente documental que puede verse en Netflix
Ícono global de la sensualidad, Marilyn Monroe se construyó a sí misma: en la cúspide de su estrellato, bien conectada con los factores de poder, Marilyn nunca dejó de ser una criatura vulnerable. ¿Qué pasó en las horas previas y posteriores a la noche del 5 de agosto de 1962, cuando murió por una supuesta sobredosis de barbitúricos? "The Mystery of Marilyn Monroe, the unheard tapes" no despeja la bruma sobre el hecho pero entrega testimonios reveladores. El papel de los hermanos Kennedy, el FBI y la soledad terminal de una mujer que parecía tener el mundo a sus pies.
La vemos brillar en el escenario. Fue elegida específicamente para esa performance: era ella o ninguna. Tenía que cantar -a cappella, sugerente- “Happy Birthday, Mr. President” en un Madison Square Garden repleto. Había estado ensayando durante dos días para la participación que, una vez llegado el momento, no superaría el minuto. Semanas más tarde se difundía la noticia de su muerte.
John Fitzgerald Kennedy celebraba el sábado 19 de mayo de 1962 su cumpleaños número 45. Jacqueline Kennedy (figura retratada en Jackie, la película del chileno Pablo Larraín) sabía que Monroe tendría un papel estelar en el cumpleaños de su marido. La primera dama decidió no acompañar al presidente esa noche.
La secuencia es traída al presente por el documental dirigido por Emma Cooper, disponible en Netflix. El film está montado a partir de cintas "nunca escuchadas". El periodista Anthony Summers conversa en esos tapes con directores, actrices y personas identificadas con la industria de Hollywood. Allí discurren miradas sobre el estado anímico y emocional que atravesaba Monroe durante sus últimos meses de vida. La soledad, el poder y la política, las fallidas relaciones sentimentales.
“The Mystery of Marilyn Monroe, the unheard tapes” recorre las últimas horas de M. M. pero no es categórico -no hay pruebas para ello- sobre las circunstancias de su muerte. El mismo Summers, un obsesivo y prolijo archivista, que desde 1982 no puede despegarse de la atracción del caso, admite no tener evidencia suficiente para sentenciar lo ocurrido aquel 5 de agosto.
Los archivos Monroe
Veinte años después de su muerte el caso Monroe es reabierto en los tribunales de los Estados Unidos. El documental The Marilyn Files es emitido en 1982; todo un suceso. El interés sobre los últimos contactos de la actriz vuelve a surgir en la opinión pública. Es en esas circunstancias que aparece Summers, enviado desde Irlanda para hacer una cobertura especial.
Summers se recluye en una habitación y realiza obstinadas llamadas telefónicas: al inicio sólo recibe rechazo, silencio y vacío, el golpe seco del plástico del auricular pegando sobre su base. Un corte tras otro.
Superado el rechazo, Summers logró entrevistar a más de 600 personas: horas y horas de audios con información extraoficial -se supone inédita hasta el estreno de este documental-.
El documental recrea el ritmo de los casos policiales de la TV por cable: el audio crudo de las conversaciones telefónicas es dramatizado por actores. La fotografía y el vestuario acompaña la estética de la soleada California a principios de los 80´. Así se teje una trama similar a los episodios de detectives y crímenes que uno puede ver en canales como AxN, TLC o FX, al fondo de la grilla.
Entre el remolino de testimonios aparece aleatoriamente la voz de Marilyn. Por momentos desencantada, en otros optimista; quien habla es una mujer vulnerable -como cada uno de nosotros-. De conocer de antemano los datos sobre su infancia, los orfanatos, su madre internada en psiquiátricos y los abusos sufridos en ese deambular, se puede decir que es posible intuir en esas breves apariciones los traumas que persistieron hasta su último día.
El documental traza un perfil de la personalidad de Monroe. Su dramática historia familiar y el sucesivo pasaje por orfanatos hizo de la pequeña Norma Jeane Mortenson una niña expuesta a los abusos. Este lugar en desventaja persistió en su ascenso dentro de Hollywood.
Norman Mailer señala en su texto 'Love, Marilyn' el dato de que Monroe cobraba una cifra que rondaba los 50.000 dólares por película. El beneficio para la productora, multiplicado por las proyecciones del film, superaba muchas veces los 25 millones de dólares. Marilyn representaba un emporio.
El recorrido sentimental es tan conflictivo y complejo como el biográfico. El súper famoso beisbolista Joe DiMaggio enloqueció de celos cuando presenció la grabación de la escena de La tentación vive arriba (de Billy Wilder, 1952) en la que el vapor caliente del metro sube por la alcantarilla y le levanta el vestido. Ese fotograma se convirtió en una síntesis de Hollywood y representa el máximo erotismo que habilitaba la moral de la época.
Su matrimonio con Arthur Miller fue un hecho trascendente en su vida. El dramaturgo veía en Marilyn mucho más que piel y sexo: para él ella era una mujer muy inteligente, con recursos dramáticos aún sin explorar. A poco de casarse, después de una luna de miel que Monroe esperaba que fuese "tranquila”, la pareja evidencia sus primeras grietas. La separación, con un Miller que no ahorró calificativos, fue dolorosa para Monroe.
En el clímax del drama aparecen los hermanos Kennedy. Marilyn era un ícono que también sintetizaba las tensiones de la reconfiguración política en los Estados Unidos: el auge liberal de los Kennedy, la disputa de éstos con el sindicalista Jimmy Hoffa, la Guerra fría y la sombra del comunismo que cubría cualquier disidencia.
Tanto se ha dicho sobre la relación de la actriz con el presidente Kennedy y su hermano Robert que es poco lo que puede innovar el documental de Cooper.
Lo cierto es que sólo sobrevivió una foto de Marilyn junto a los Kennedy. Sólo una de entre las tantas que fueron tomadas en las veladas que compartieron los hermanos y la actriz. El resto de los documentos se encuentra clasificado.