Libros para leer a los niños en la distancia
Para aquellos que tengan a sus nietos o sobrinos en otro lugar, se pueden realizar narraciones a través de la pantalla, para disfrutar y mantener el vínculo.
La cuarentena ha distanciado físicamente a los niños de sus abuelos, tíos y primos, entre otros vínculos. La tecnología se ha vuelto un instrumento muy útil para que estar en contacto virtual con la familia. Una propuesta interesante es poder leer libros, filmarse y enviarselas a los niños para que disfruten un cuento narrado por sus abuelos, por ejemplo.
Mirá algunas sugerencias:
Abuelo, ¿me cuentas un cuento? (Gribaudo). Con el subtítulo "Nuestros mayores nos dan las buenas noches", este libro ilustrado por Anita Barghigiani reúne relatos originales contados y, en muchos casos, creados por adultos mayores de España y otros países hispanos. Son cuentos para dar las buenas noches. Hay historias de géneros variados y con un ingrediente común: la mayoría empieza con "Había una vez."
Línea 135, de Albertine y Germano Zullo (Calibroscopio). La pareja suiza, autora del magnífico libro álbum Mi pequeño (Limonero), invita a los lectores a emprender un viaje en tren de la ciudad al campo. Esa travesía imaginaria es la excusa perfecta para hacer reflexionar a un niño sobre el crecimiento y sus consecuencias, sobre el paso del tiempo y los recuerdos, sobre lo que olvidamos de la infancia cuando llegamos a ser grandes.
Los dinosaurios son pura historia, de Márgara Averbach (La Brujita de Papel). Ilustrado por Daniela López Casenave, este libro propone un viaje por múltiples destinos: del Museo de Ciencias Naturales a Ischigualasto y el Valle de la Luna. Una historia de aventuras y exploraciones combinada con magia y fantasía. Ideal para los más chicos y para fanáticos de los dinos.
Josefino Lafinur viaja en galera, de Silvia Schujer (Atlántida). Un mago emprende un viaje fantástico en busca de las palabras mágicas que no le salen. En su recorrido atraviesa el universo de cuentos como "Las medias de los flamencos", de Horacio Quiroga. Ilustrado por Juan Chavetta, el libro tiene "efectos" tipográficos que acompañan el sentido.
La niña más intensa del mundo, de Pablo Médici (Brocha) (AZ). Rocío es una chica "siempre habitada por tormentas sentimentales", como la define el autor e ilustrador en este libro en el que predomina el tono magenta flúo para representar el nivel de intensidad de la protagonista. Apasionada, vehemente e hiperactiva, Rocío contagia sus ganas de escribir, dibujar, leer y pasear a sus compañeros y también, a la maestra. En este link se puede escuchar la historia completa gratis narrada por el autor.
Serie Munari (Niño Editor). A más de un siglo del nacimiento del artista italiano Bruno Munari (1907-1998), el sello Niño editó por primera vez en el país la colección infantil Munari publicada en 1945. La serie está integrada por nueve títulos, de los que aquí se publicaron El ilusionista amarillo, Nunca contentos, Buenas noches a todos, El vendedor de animales, Historias de tres pajaritos, El hombre del camión y Toc toc ¿quién es? Abre la puerta. Precursores de los álbumes pop-up, todos fueron diseñados con ventanas y solapas que se levantan para descubrir lo que el autor escondió debajo. Así, en El ilusionista amarillo , por ejemplo, el narrador es un mago que hace desaparecer y aparecer objetos a la vista del lector. El recurso del diseño se justifica en la trama: el ilusionista esconde naipes en sus bolsillos y hasta un conejo en su galera. Para leer, tocar y jugar.
Sucedió en Ganduxer, de Arnaldo Calveyra (Pípala). Uno de mis libros favoritos del catálogo del sello infantil de Adriana Hidalgo Ilustrado por Mercedes Miró, el bello cuento transcurre en la ciudad de Barcelona. Con frases hermosas y breves ("Contados son los momentos en que la bolita permanece inmóvil"), Calveyra cuenta el viaje de una bolita de vidrio que va "hacia los barrios y calles del sur en busca del mar, del que nunca oyó hablar".
Fuente La Nación