Mafalda, una heroína de nuestro tiempo
“Que clase, mi clase sin clase…” escribió Nicolás Casullo, lapidándola.
Mafalda se le adelantó y en la quizás más convulsionada etapa de la vida social y política argentina, de mediados de los '60 hasta promediar los '70, representó la rebeldía ante el mundo legado por sus mayores en el marco de una familia burguesa de clase media.
Otra que pesada herencia!
Vietnam, 16 años de guerra para 5.7 millones de víctimas.
Woodstock, tres días de paz y música para 500.000 personas
Entre ambos nació Mafalda desdeñada para una publicidad de Mansfield (artículos del hogar), bautizada por la peli de Leonardo Fabio “Dar la cara” por un bebé que le cayó simpático a papá Quino.
Apenas un añito le tomó a la pibita, ser mucho más famosa que la despreciativa heladera confinada a electrodoméstico: un anuncio no va en la Primera Plana, que es donde debutó.
Sin embargo, el ser contestaria no le dio claridad política.
Me hago Eco de Umberto, ( escritor, filósofo, ensayista italiano, autor entre otras novelas de “ El nombre de la rosa”), quien así lo escribió certificando la condición ya planetaria de la niñita en el prefacio de la primera edición italiana de “Mafalda, la contestataria” de 1969.
“En verdad, Mafalda tiene ideas confusas en materia política. No consigue entender lo que sucede en Vietnam, no sabe por qué existen pobres, desconfía del Estado pero tiene recelo de los chinos. Tiene en cambio una única certeza: no está satisfecha.”
Y como a menudo los hijos se nos parecen, su padre “Quino” (a) Joaquín Salvador Lavado Tejón, tampoco parecía un clarividente en materia política: siempre manifestó su admiración por Alfonsín, Illia y… el Fidel de todas las épocas, en ese orden. Y dejó entrever un antiperonismo tan lavado como su apellido real.
Como ha sucedido tantas y demasiadas veces, su paso a la pantalla grande y a la chica, resultó desafortunado y criticado por el propio autor. En 1972 se produjeron 52 cortos de entre 90 y 260 segundos, y esta serie se transformó en una película estrenada en 1982.
Mucho mejor le fue en la canción de otro Joaquín, Sabina : “Veinte años de mitos mal curados dibujando Dieguitos y Mafaldas.”
Su vida en papel continuó en “El mundo” y “Siete día ilustrados” donde dejó de aparecer el 25 de junio de 1973 por decisión del propio Quino.
Antes de que se torne inaudible, otra vez Eco, Umberto y final.
“Mafalda refleja las tendencia de una juventud inquieta que asume aquí la forma paradojal de disidencia infantil, de esquemas psicológicos de reacción a los medios de comunicación de masas, de urticaria moral provocada por la lógica de la Guerra Fría, de asma intelectual causada por el Hongo atómico.”
Y un Eco que da consejos, más que un eco es la voz original.
“Ya que nuestros hijos van a convertirse-por mérito nuestro- en otras tantas Mafaldas, será prudente que la tratemos con el respeto que merece un personaje real.”