Mixte y Heartstopper: dos series imperdibles que te van a conmover
MIXTE (Instituto Voltaire o Mixte 1963) es una serie francesa producida por AMAZON PRIME, estrenada en junio de 2021, y una de las más vistas en la plataforma en el último año.
MIXTE (Instituto Voltaire o Mixte 1963) es una serie francesa producida por AMAZON PRIME, estrenada en junio de 2021, y una de las más vistas en la plataforma en el último año.
Estamos en 1963, en una época en la que las escuelas no mezclaban mujeres y varones. La serie va a seguir la integración de las mujeres en el Instituto Voltaire en una pequeña localidad rural en el centro de Francia, que hasta ahora estaba reservado exclusivamente para los varones.
Recordemos que en 1963 se autorizaron las escuelas secundarias elementales mixtas, y recién en julio de 1975 se aprobó la Ley Haby (que debe su nombre al Ministro de Educación francés René Haby), que establecía, entre otras cosas, la igualdad de géneros como norma obligatoria para todo el sistema educativo francés. Aquel, por entonces, ‘revolucionario’ experimento, que cuestionaba el rol social tradicional de la mujer, es la base sobre la que se desarrolla MIXTE.
Las jóvenes que ingresan al Instituto Voltaire serán pocas: once, pero la serie seguirá en profundidad el recorrido de tres de ellas: Annick Sabiani (Lula Cotton-Frapier), Michéle Magnan (Léonie Souchaud) y Simone Palladino (Anouk Villemin).
Desde el principio, es difícil para estas chicas encontrar un lugar en este colegio lleno de hombres que no las aceptan y las menosprecian. Incluso algunos miembros del profesorado femenino están en contra de ellas, lo que no ayuda a su integración.
Su creadora Marie Roussin (Les Bracelets Rouge, Borgia, Lupin) desarrolló una trama ágil que traza con una gran precisión un abanico bastante amplio de temáticas socio-culturales; los problemas intergeneracionales e interclasistas que reflejan los cambios de una sociedad que, en esa década, alcanzaría su punto de ebullición con el Mayo Francés en 1968; la pugna entre los valores tradicionales y los modernos y, finalmente, los primeros ecos de la lucha del colectivo LGTBIQ+ (y las dificultades que tenían para poder expresar su propia identidad).
En este marco contextual la serie desarrolla también dos aspectos importantes. El primero, la crisis que se gestó en la Francia de los sesenta al haber perdido los territorios coloniales de ultramar y la xenofobia que una parte sustancial de la ciudadanía sentía hacia la población francesa que había decidido instalarse en el país tras los procesos de descolonización (en la serie esto se manifiesta fuertemente sobre Simone Palladino, una joven argelina que ingresa al Instituto). El segundo, las conquistas sociales que había conseguido el movimiento feminista en su primera ola y que se encaminaba a la denominada segunda ola (expuestas en dos de sus protagonistas adultas, la enfermera Jeanne Bellanger –Maud Wyller- y la profesora Camille Couret –Nina Meurisse-).
La calidad actoral de la serie es superlativa. Los actores y actrices son desconocidos/as, al menos los/las más jóvenes y eso le da mucha frescura y vivacidad.
MIXTE es una comedia dramática, cuya primera temporada tiene ocho episodios de aproximadamente cuarenta minutos cada uno, que trata temas sociales de mediados del siglo XX con una visión del siglo XXI, y reproduce con gran fidelidad el estilo, el ambiente y la música de los años 60. Hay que destacar la excelente banda sonora de la serie, suena una y otra vez el tema Wild Thing compuesto en 1965 por Chip Taylor, en una versión de X de 1985 (con voz principal femenina, un detalle de delicadeza de la creadora).
Hay un punto que tal vez le hace perder fuerza a la mitad del recorrido a la serie, y es que cuando se vuelca a desarrollar los vínculos amorosos de su protagonistas pierde potencia el motor sociopolítico y educativo que es lo más atractivo y dinámico de la propuesta.
MIXTE es una serie llena de encanto, sencilla y entrañable (en su visionado podemos llegar a recordar a Merlí, a Los Coristas, a Amelie); que a pesar de pequeños altibajos en el guion logra cautivarnos y nos hace desear que AMAZON PRIME decida renovar en una nueva temporada.
HEARTSTOPPER es una serie británica estrenada hace sólo una semana y ya está considerada el nuevo éxito de NETFLIX. En las redes la comparan con SEX EDUCATION y auguran que podría superarla en audiencia.
Es difícil encontrar una serie adolescente que piense en las emociones y la sensibilidad de los personajes antes que en el drama por el drama mismo. Son pequeñas joyas que, cuando aparecen, mejoran un poco la vida del espectador a base de ternura y, en el caso de HEARTSTOPPER, de una química delicada, vistosa, infalible.
La serie comienza con Charlie (Joe Locke, en su primer gran papel), un estudiante que intenta superar las secuelas de haber sufrido bullying en los pasillos. No le ayuda a mejorar su autoestima que tiene una “especie” de novio, Ben (Sebastian Croft), que en público se comporta como si no lo conociera. Pero el día a día de Charlie cambia cuando le toca sentarse al lado de Nick (Kit Connor, ya pudimos verlo en Rocketman), un alumno un año mayor que él. Nick puede que sea de los populares de la escuela pero encuentra en Charlie una forma de divertirse más genuina que con el resto. Nick juega al rugby e invita a Charly (que es buen corredor pero delgado y muy sensible) a sumarse al equipo.
Alice Oseman, que adapta a la pantalla su propia novela gráfica –comic-, se asegura que el centro de la ficción sea la conexión entre los protagonistas, las ganas de estar juntos, la sensación que se puede estar bien con la otra persona sin demasiadas vueltas, las horas que pasan volando, los chistes que siempre funcionan, los chats interminables, la capacidad de crear vínculos sensibles. Y lo logra con un planteo audiovisual dinámico y contemporáneo.
Charlie, que es un ser luminoso, también es como un pájaro herido que necesita cuidados intensivos para poder volar. Él no acaba de ser consciente de sus heridas pero su amistad con Nick es transformadora: le ayuda a cambiar el concepto que tiene de sí mismo.
HEARTSTOPPER es una historia universal, la del primer amor, y está marcada por obstáculos similares: si el otro sentirá lo mismo, si la popularidad o las amistades pueden afectar la dinámica que tienen en la intimidad, si la magia se puede romper tras el primer beso.
Un gran acierto del director Euros Lyn es mantener cierta estética de cómic con las hojas que parecen mariposas, los corazones en el aire, los fuegos artificiales, con una fotografía impecable y con la búsqueda de actuaciones naturales y frescas que acompañan a los dibujos de manera muy bella.
La banda sonora está íntegramente compuesta por Adiescar Chase (compositora y performer británica) y es una verdadera delicia.
Hay también un equipo de roles secundarios muy sólido, entre quienes destacan Yasmin Finney como Elle Argent la amiga trans del grupo de Charlie, Corinna Brown como Tara Jones, la nueva amistad de Yasmin en una escuela para chicas, y la extraordinaria Olivia Colman como la madre de Nick, que parece que siempre hace todo bien.
Además de los personajes y la trama, que trata las historias de adolescentes LGBTQIA+ con franqueza y delicadeza, el ritmo de la serie también es perfecto. Con ocho episodios de media hora, prácticamente pasa volando. La historia de cada personaje, cada relación está perfectamente arqueada a lo largo de la temporada, al tiempo que deja mucho espacio para el crecimiento y la exploración en una posible temporada 2. Eso es una rareza en cualquier medio, y es asombrosamente impresionante que Alice Oseman haya hecho que funcione tan bien.
Punto para Netflix, que si no quiere perder más suscriptores tiene que posar la mirada en la calidad de su contenido y no tanto en la cantidad obscena de material que luego termina perdiéndose como basura audiovisual en el fondo de ese profundo y oscuro mar virtual.