Boca cheia de frutas: homenajes y gemas inéditas componen el nuevo disco de João Bosco
Nuevo trabajo de estudio de uno de los grandes nombres de la MPB, el samba y la bossa. Diez canciones inéditas donde, además de los tributos y referencias explícitas a Dorival Caymmi, João Gilberto y Tom Jobim, Bosco viaja al pasado para recuperar un posible porvenir.
“Si no creemos en utopías, sueños y realizaciones, ¿en qué vamos a creer?”. Cuando el paisaje decadente, se degrada día a día, ya sea miremos hacia la política, o hacia la cultura, recostarse sobre utopías y sueños más que preferible se vuelve lógico, saludable.
João Bosco (Ponte Nova, Minas Gerais, 1946) hacia el por-venir: la música es una “utopía eterna”, dijo a la prensa de su país en el contexto de la difusión de su último trabajo discográfico, disponible en plataformas digitales desde el pasado 10 de mayo.
Boca cheia de frutas (MP,B Discos, 2024) presenta diez canciones inéditas, a las que se suma una versión de "Cio da terra", de Milton Nascimento y Chico Buarque. Gran parte de las inéditas fueron escritas en "parceria" con Francisco Bosco, su hijo.
Samba y bossa amalgaman el lenguaje de la cultura afro y las derivas y la fantasía de la oralidad. La capacidad armónica de Bosco en la guitarra hace el resto
“Dandara”, con su ritmo acoplado y raíz afro-brasileira, abre el disco. “Vir-a-Ser” le sigue, insinuando un relieve recurrente en las canciones de Bosco: su influencia medio-oriental.
Ascendencia árabe por parte de padre (abuelos libaneses) el cantautor conserva sonoridades de esa infancia en el interior de Minas Gerais. “La colonia árabe en Ponte Nova era muy numerosa. Recuerdo esos sonidos de mi infancia”, le dijo a Fernando Faro en Ensaio, ciclo histórico. Sea ésa posiblemente una de las razones por las cuales su música mantiene leve la fantasía y el juego de la canción, inagotable, sostenidos por su batida rítmica en la guitarra.
Lo que ya es un género, voz & violão, una tradición de lo mínimo, tiene en Bosco a uno de sus exponentes de mayor sustancia y técnica. Sus shows, como el que dio en 2017 en el CCK de Buenos Aires, se sostienen por su capacidad vocal e interpretativa y su enorme capacidad rítmica y armónica en el instrumento.
En “O canto da Terra por um fio” despunta la tonada yanomami: “waruku waruku waruku këëi moramak, waruku waruku waruku këëi”; traducida su belleza en “boca llena, boca llena, boca llena, boca llena de frutas, boca llena, boca llena”. En la concepción de una abundancia está la idea de no dejarse derrotar.
El pianista Cristóvão Bastos, el contrabajista Guto Wirtti y el baterista Kiko Freitas acompañan a Bosco. La ancestralidad indígena, la mata, el sincretismo y la religiosidad afro-brasileira son en parte la naturaleza y estructura de las diez canciones inéditas, en las que hay homenajes para João Gilberto, Dorival Caymmi, Tom Jobim y Aldir Blanc.
Bosco entró en Río junto a ola de compositores y músicos mineiros, a principios de la década del setenta, empujados por los éxitos de Milton Nascimento y la interpretación de estas canciones en la voz desbordante de Elis Regina.
Boca cheia de frutas funciona como memoria orgánica de una historia personal en la Música Popular Brasileira (MPB).
Disco completo en Spotify:
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