João Gilberto, la búsqueda interminable del genio fantasma
El disco blanco de João Gilberto, una influencia insoslayable en el mundo de la música y la interpretación. La persecución de un fantasma en una ciudad que no puede asegurar haberlo visto. João Gilberto, el hombre y el mito.
¿Dónde estás, João Gilberto? (2018, 106 minutos) el documental del franco-suizo Georges Gachot le puso carnadura a una fantasía que incubamos miles de admiradores del “brujo de Juazeiro”: por qué no pensar que sería realmente posible que Gilberto fuera al fin y al cabo un mito en vida, en sentido literal, una identidad incomprobable, una abstracción alojada únicamente en el lenguaje.
“Daría lo que fuera por encontrar a este artista”, dice Gachot invitando a la aventura, mientras ronda por el barrio de Leblon y juega con los recursos del universo de Sherlock Holmes.
En ese camino, con la ambigüedad que un documental ficcionalizado puede plantear, Gachot visita el restaurant que durante años envió el delivery de comida, día tras día, a la casa del guitarrista. Allí, el cocinero dice: “Él siempre pedía lo mismo: bistec con sal gruesa y arroz maluco”.
Gachot es un detective de lo mínimo: el cineasta busca alguna huella biográfica que acredite la existencia del fantasma, una prueba de la sombra de la que todos parecen murmurar en esa ciudad. Según el cocinero, después de hacer el pedido João lo retenía al teléfono durante hora y media explicando un sinfín de cuestiones.
“¿Entonces usted lo visitó muchas veces?”, pregunta Gachot al cocinero. “Nunca nos vimos personalmente. Era un amigo virtual, sabía cuántos hijos yo tenía, etc., pero nunca nos vimos”. No hay elementos probatorios en todo Río de Janeiro que certifiquen el espectro; es así que resulta posible dudar de su publicitada muerte.
“El caso: ¿Por qué querer contactar a una persona que no quiere ningún contacto? Razón uno: porque João Gilberto es un misterio”, una línea del texto Ho-ba-la-lá - En busca de João Gilberto, de Marc Fischer, sobre el que está basado el film de Gachot
João Gilberto es una idea, y no sé, no creo, poder decir concepto. Hay que cifrar de esa manera su férrea decisión de vivir recluido durante décadas, de privar al mundo de esa gema escondida para siempre en su departamento de Leblón. En fin… en este artículo pueden encontrar las mismas convicciones que existen en tantos otros dedicados a Gilberto.
"La bossa nova significaba violencia, rebelión, revolución y también mirar en profundidad y con holgura, sentir la intensidad y el coraje, querer con decisión. Y todo eso implicaba enfrentar los horrores de nuestra condición: nadie compone Chega de saudade, nadie llega a aquella batida de guitarra sin conocer no sólo los esplendores sino también las miserias del alma humana". Un fragmento del texto A diferencia de los americanos del norte, uno de los artículos que compone El mundo no es chato (Editorial Marea, 2015).
João Gilberto es una idea. Bastante clara, por cierto, aunque en Spotify abunden las compilaciones que hacen de la obra un licuado y falten a la vez algunos de sus discos originales. Su despreocupación por el mundo y el business, enfocado en la obsesión por el sonido, predispuso el desorden sobre las vinculaciones legales, responsabilidades y otras minucias.
Luego de su muerte (6 de julio de 2019) la disputa que corre en los juzgados entre los hijos de Gilberto y la última pareja del músico, la mozambiqueña Maria do Céu Harris, y los conflictos paralelos entre discográficas por derechos de autor, mantienen la desgracia: la curaduría y edición de su obra no tiene ni por asomo la calidad que debería. ¿Dónde estás, João Gilberto? Hasta resulta difícil encontrarte en bateas y MercadoLibre.
JG es contraseña para todo interesado en el milagro de la música. Así lo tenemos quienes en muchas partes del mundo -miles en Argentina, miles en Japón, Europa, Estados Unidos- fuimos seducidos de inmediato por esa nítida y precisa batida de violão, la construcción armónica neurótica pero exacta, la calidad de su sonido. Fueron precisamente los japoneses quienes le dieron algunas de las últimas oportunidades para salir del ostracismo autoimpuesto.
En Tokyo Gilberto fue tratado como imperador. El silencio del público, que no era otra cosa que admiración en estado puro ante ese músico exótico, la reverencia amorosa y los aplausos cálidos ante cada final de canción crearon la atmósfera perfecta para uno de sus mejores registros.
João Gilberto en Tokio es su álbum blanco, la gema escondida que mostraba a quienes verdaderamente tenían interés. En su sesión del 12 de septiembre de 2003 en el Tokyo Internacional Forum Hall A está toda su magia, a máxima potencia. En ese lugar se presentó en tres oportunidades.
Cuando comencé con este espacio sobre “discos”, digamos así, había algo que me inquietaba: pensaba -con cierta estupidez- cuánto tardaré en revelar mis propias obviedades y gustos personales; cuánto tardaré en volver a opinar sobre João Gilberto. Aunque me parecía que no debía ser en la primera entrega, la sombra de João fue proyectándose en cada una ellas. ¿Dónde estás, João Gilberto? Llegó el día.
El proyecto estético de Gilberto une tradición y vanguardia: los 15 tracks editados en Tokyo son sambas de raíz, de principios de siglo XX, canciones del más corte popular refinadas con el minimalismo exquisito del guitarrista e intérprete. Está la ingenuidad del amor, también las canciones de Tom Jobim -la versión de Ligia se destaca al suprimir el estribillo- y Dorival Caymmi.
Una revolución total anclada en las tradiciones. Su principal revolución: no levantar la voz. Como síntesis, quizá, Pra que discutir com madame?, incluída en el disco, bien refleja esa simbiosis obvia entre modernidad y clasicismo:
“Joao Gilberto hace música hasta leyendo el diario” Miles Davis
En esta oportunidad sugerimos el disco blanco, la tradición del registro solitario de la guitarra y la voz. Así cerramos esta primera temporada de #UnDiscoParaElFinde: el espacio entra en vacaciones y volverá sin la menor noción de cómo seguir, con qué, por dónde. Quizá una certeza: la sombra del brujo seguirá en la órbita del inconsciente.
Disco completo en Youtube, aquí.
Disco completo en Spotify:
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