Canje de prisioneros: Putín recibió a la pareja de espías que vivió en Argentina
Ambos llegaron acompañados por sus hijos quienes sólo hablan castellano. Se trató del mayor intercambio con Estados Unidos desde la Guerra Fría.
"Buenas noches", fue el saludo del presidente ruso Vladimir Putin para recibir a los hijos de los espías que se hicieron pasar por argentinos y cayeron presos en Eslovenia.
Los pequeños desembarcaron en el en el Aeropuerto Internacional de Vnukovo en Moscú sin saber que eran rusos ni mucho menos quien era el hombre semicalvo que los recibía con ramos de flores.
"Los niños preguntaron ayer a sus padres quién era el que los esperaba (en Moscú). Ni siquiera sabían quién era Putin. Así es como trabajan los 'ilegales'. Hacen tantos sacrificios por su dedicación a su trabajo", dijo portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Secándose las lágrimas, Anna Valerievna Dultseva, la madre de los pequeños de nueve y doce años nacidos en Buenos Aires, fue consolada por Putin con un abrazo y un ramo de flores. Detrás de ella se encontraba su marido, Artem Viktorovic Dultseva, también conmovido por volver a su país.
Durante su paso por Argentina, con los nombres falsos María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch, los "ilegales" se radicaron en el barrio de Palermo en 2013. Para encubrir sus salidas al exterior la mujer fingía manejar un galería de arte por Internet y su marido estar a cargo de una startup en seguridad.
Los espías con pasaportes argentinos fueron detenidos en Liubliana, la capital eslovena, a fines de diciembre del 2023. Las autoridades del país europeo los separaron de sus hijos tras acusarlos de “espionaje y falsificación de documentos”.
El portavoz ruso dijo que el recibimiento de Putín fue "un homenaje a las personas que sirven a su país y que después de pruebas muy difíciles, y gracias al duro trabajo de muchas personas, han podido regresar a la Madre Patria".
Peskov también aclaró que el canje había sido negociado por el FSB y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
El intercambio de 24 prisioneros representó el más importante desde desde la Guerra Fría. Dieciséis viajaron desde Rusia a Occidente y ocho lo hicieron en dirección inversa.
Entre los presos que llegaron a Moscú se encontraba el sicario Vadim Krasikov, miembro de la unidad de fuerzas especiales del FSB, condenado en Alemania por matar a un exmilitante checheno en un parque de Berlín en 2019.