Ecuador: Moreno se blinda con el ejército y traslada al gobierno a Guayaquil
La movilización popular pone en jaque el ajuste. Hay saqueos en medio de una huelga por tiempo indefinido.
La gran movilización indígena en respuesta al ajuste del gobierno sumergió a Ecuador en un clima de tensión política y social que fue respondido por el gobierno con el estado de excepción.
El presidente Lenín Moreno ha anunciado en una cadena nacional el traslado de la sede del Gobierno de Quito a Guayaquil ante la inminente llegada a la capital de miles de indígenas que avanzan por las principales carreteras de la sierra andina como forma de protesta. El ambiente convulso de los últimos cinco días se intensificó a mitad de la tarde del lunes, cuando a la espera de una conferencia de prensa del mandatario los periodistas fueron desalojados de la sede presidencial.
La rueda de prensa fue cancelada. El anuncio del traslado presidencial tuvo una simbólica escenografía con Moreno escoltado por su vicepresidente, su ministro de Defensa y toda la cúpula militar. El Ejecutivo de Ecuador defendió en su comparecencia la necesidad del ajuste económico y achacó directamente al expresidente Rafael Correa y a sus aliados por agitar a las masas sociales, que, según el jefe del Estado, actúan financiadas “con el dinero que se robaron”.
El mandatario ecuatoriano dejó a media tarde el palacio de Carondelet pese a estar totalmente cercado por las fuerzas de seguridad. A la misma hora, comenzaban a llegar por el sur de la capital los primeros manifestantes indígenas a pie, tras una jornada de movilizaciones convulsa con bloqueos de carreteras, violentos enfrentamientos entre policías, militares e integrantes de las marchas y con saqueos y ataques a empresas y negocios.
La segunda ciudad más importante del país, Guayaquil, también tomó medidas de prevención y cerró al tránsito sus puentes y puntos de acceso de forma temporal “por motivos de seguridad”.
El Gobierno de Ecuador ha anunciado la suspensión de clases este martes, según ha informado el Ministerio de Educación, como también ocurrió los pasados 3 y 4 de noviembre.
Los líderes indígenas habían anunciado por la mañana que más de 20.000 manifestantes llegarían a Quito en los próximos días para presionar y forzar al presidente Lenín Moreno a que retire las medidas económicas que han provocado un alza de la gasolina por la retirada del subsidio estatal a los combustibles. "En este momento, nuestros pueblos y nacionalidades están movilizándose, avanzando a la ciudad de Quito para poder exigir y rechazar estas medidas que atropellan los bolsillos de todos los ecuatorianos", manifestó el presidente de la Confederación de Indígenas, Jaime Vargas, mientras un incesante y acalorado reguero de personas inundaba las carreteras del norte del país.
En la misma comparecencia, el presidente del Frente Unitario de Trabajadores, Nelson Erazo, criticó las declaraciones del domingo del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, en las que advertía a los manifestantes de no desafiar ni provocar a las fuerzas armadas. “Ha declarado la guerra al pueblo", calificó el sindicalista, asegurando que la movilización no parará hasta que el Gobierno rectifique. Para este miércoles convocaron una huelga nacional.
El Ministerio de Energía anunció, además, que este lunes se había suspendido la operación en tres campos petroleros de la zona amazónica “debido a la toma de las instalaciones por grupos de personas ajenas a la operación", aseguró un comunicado. Aunque no hay personal petrolero retenido, la cartera de Estado solicitó "al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas que se incremente la protección en las instalaciones para salvaguardar los recursos del Estado ecuatoriano".
Los militares, por su lado, auxiliaron a 50 de sus integrantes que llevaban retenidos desde el sábado. Fueron liberados en términos amistosos por los indígenas que les interceptaron inicialmente.
Así comenzó la semana, tras cuatro días agitados desde que el Gobierno de Lenín Moreno anunciara un paquete de ajustes con el que busca corregir la estrechez fiscal. La retirada del subsidio estatal a las gasolinas le ahorrará al Estado 1.400 millones de dólares, según cálculos oficiales.
Los transportistas fueron los protagonistas de las protestas los dos primeros días al convocar un paro nacional que derivó en fuertes choques entre ciudadanos y fuerzas de seguridad y derivó en la declaración del estado de excepción en toda la nación. Se restringió el derecho de reunión, se desplegó a los militares por las principales ciudades y carreteras y se detuvo a medio millar de personas, líderes gremiales incluidos.
El jefe de Estado ecuatoriano y sus ministros más cercanos han comparecido constantemente en los últimos cinco días para informar sobre sus decisiones, pero también para hacer llamados a la calma y abrir una ventana al diálogo con los dirigentes de las protestas que conduzca al fin de los conflictos. Esa apertura, no obstante, no ha contemplado en ningún momento la retirada de la reforma económica que originó el malestar colectivo. “Está en firme”, ha ratificado el presidente.
Tras suspenderse el paro de transportistas, las organizaciones sociales y la Confederación de Indígenas tomaron la posta de la convocatoria y elevaron el tono. El Ejecutivo respondió a las multitudinarias concentraciones con palos y piedras con el despliegue de vehículos antimotines, policía montada y gases lacrimógenos.