El partido político más grande del mundo celebra su centenario
El Partido Comunista Chino nació un 1 de julio de 1921. De Mao a Xi, una historia de determinación de poder y pragmatismo.
De Mao Zedong a Xi Jinping
El 1 de julio de 1921, en una habitación oscura de Shanghai, Mao Zedong junto a un puñado de sus camaradas, reunidos de forma clandestina, fundaron el Partido Comunista de China (PCCh). Probablemente ni en sus sueños más revolucionarios, hubiesen podido imaginar la magnitud de los festejos del centenario de su partido.
Un recorrido rápido por internet, nos muestra celebraciones impactantes, con manzanas enteras de edificios iluminados con pantallas LED, que sincrónicamente realizan un espectáculo de luces, acompañados con cientos de drones que dibujan figuras en el cielo.
Tampoco deben haber previsto que, de esa decena de militantes, cien años después el PCCh tendría 91 millones de afiliados, convirtiéndose en el partido político más grande del mundo. Como si fuera poco, vale aclarar que la afiliación no es libre, sino que el PCCh elige a los ciudadanos que lo van a integrar, quienes deben pasar por tests intelectuales y éticos.
El motor de la historia
En sus cien años de historia, el comunismo chino ha pasado por diversas etapas y conducciones, pero una mirada general permite afirmar que todas ellas le permitieron consolidarse progresivamente en el poder, dentro de un sistema que fueron amoldando a sus necesidades mediante sucesivas reformas. Rompiendo con varios de los sentidos comunes occidentales, el comunismo chino es el partido político que más flexibilidad, pragmatismo y sentido de la oportunidad demostró en el último siglo.
El PCCh se ha convertido en una extraordinaria maquinaria de gobernanza estatal. Las distintas generaciones de dirigentes chinos han sido capaces, tal vez como nadie en el mundo, de interpretar la globalización y el desarrollo económico mundial en los últimos 40 años. Sobre esa comprensión, diseñaron una serie de políticas públicas que transformaron a China de un país agrícola atrasado, luego productor de manufacturas de mano de obra intensiva, para ser ahora principales innovadores en tecnología aplicada, infraestructura y exploración espacial.
Su composición, funcionamiento interno y reglas de competencia siguen siendo un incógnita para Occidente. Grandes usinas de pensamiento, sobre todo estadounidenses, han fallado repetidamente en sus predicciones respecto a la caída del PCCh y a la resistencia de la sociedad china a su conducción.
Las celebraciones que se vivirán en estos días demostrarán una vez más la legitimidad del “socialismo con características chinas”. Y más allá de la diversidad y profundidad de los análisis respecto a las causas del actual apoyo popular al gobierno chino, hay una razón ineludible: probablemente ningún habitante de China recuerde un momento de bienestar mayor al que vive ahora.
Esto incluye no solo el bienestar económico individual, sino también colectivo, vinculado al orgullo nacional de ser testigos de la reemergencia de China como potencia mundial.
¿Cómo será el comunismo chino del próximo siglo?
Más allá de todos los logros que pueden exhibir, los desafíos para esta nueva generación de líderes son importantes. El crecimiento económico sin precedentes de las últimas décadas acumula tensiones internas latentes. Administrar las mismas, mientras el crecimiento se desacelera, será una de las principales tareas de los próximos gobiernos en Beijing.
Justamente la sucesión de Xi Jinping, actual líder del partido y del gobierno (quién ha sido equiparado al nivel de Mao en la Constitución China), aparece como otro tema delicado. Tanto por las posibilidades de reformar el actual sistema para permitirle una re-reelección, como por quién será designado, oportunamente, su sucesor.
Además de sus cuestiones internas, la disputa de hegemonía con Estados Unidos y una posible nueva guerra fría también será un espacio de maniobra para especialistas. China será cada vez más observada en todo el mundo por sus políticas tecnológicas, de transición energética y de derechos humanos. Los desafíos de los próximos años serán muy diferentes para el centenario partido comunista chino.