La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene un instituto especializado en el cáncer. La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC por sus siglas en inglés) es una entidad que concentra y analiza la información internacional disponible sobre todos los aspectos de este terrible conjunto de enfermedades.

Una de las actividades más importantes es la evaluación del “Riesgo de Cáncer” para sustancias, prácticas y condiciones. Lo hace a través de comités especializados que se reúnen a considerar la evidencia existente y catalogar en una escala internacionalmente aceptada cada objeto de evaluación.

El viernes de esta semana, la IARC emitió un informe que cataloga el talco, el cotidiano y amigable talco, el producto obtenido de un mineral natural que se emplea universalmente en cosmética y polvos corporales, como un producto “probablemente cancerígeno” para los humanos. Se lo acusa de ser la posible causa de cáncer de ovarios en mujeres que hicieron uso vaginal de talco o que estuvieron expuestas a talco por cuestiones laborales.

La declaración se funda en las conclusiones de un grupo de trabajo de 29 científicos de 13 países que se reunieron en la sede de la IARC en Lyon, Francia, para finalizar su evaluación de la carcinogenicidad del talco y que fueron publicadas el mismo viernes en la revista The Lancet Oncology.

Tras estudiar la evidencia científica disponible el comité concluyó que el talco puede tener capacidad para causar cáncer en la población. Concretamente, lo ubica en el nivel 2A, el segundo de la pirámide de identificación de peligros.

Eso quiere decir que, aunque hay una evidencia limitada de que pueda provocar tumores en humanos, sí hay suficiente certeza de que genera cáncer en animales de experimentación y se dispone, además, “de una fuerte evidencia mecanicista”. Para más precisiones dicen los expertos que el talco “exhibe características clave de carcinógenos en células humanas y de sistemas experimentales”.

Que es el talco

Es un mineral de arcilla, compuesto por hidrato de magnesio silicato. El talco en polvo, a menudo combinado con almidón de maíz, se utiliza en polvo como talco para bebés. Este mineral se utiliza como agente espesante y lubricante. Es un ingrediente de cerámica, pintura y material para tejados. Es un ingrediente principal en muchos cosméticos y se obtiene por extracción mineral en una gran cantidad de países.

Según la IARC, además de la exposición ocupacional a este producto (durante su extracción o procesamiento), la población general tiene contacto con el talco a través del uso de cosméticos o polvos corporales a base de este mineral.

En nuestro país, la forma más común de uso es precisamente como “Talco” en presentaciones que se usan para aplicación general del cuerpo o también en preparados específicos como el “Talco Pédico”.

La clasificación del Grupo 2A es el segundo nivel más alto de certeza de que una sustancia puede causar cáncer. El nivel de certeza sobre su capacidad cancerígena es el mismo que se tiene sobre los efectos del consumo de carne roja o sobre el trabajo en turno de noche, que están ubicados en la misma categoría. 

O sea, la robustez de la evidencia científica sobre su potencial para causar cáncer es similar, pero eso no implica que el riesgo sea el mismo. Ocurre que esta clasificación no indica el grado de riesgo de desarrollar tumores ante una exposición determinada, por lo que dos agentes clasificados en el mismo grupo pueden tener un riesgo de cáncer diferente.

Los antecedentes

Hubo numerosos estudios que mostraron consistentemente un aumento en la incidencia de cáncer de ovario en humanos que informaron el uso de talcos corporales en la región perineal.

"Aunque la evaluación se centró en talco que no contenía amianto, en la mayoría de los estudios realizados en seres humanos expuestos no se pudo excluir la contaminación del talco con amianto”, justifica la IARC. Se trata de una observación muy pertinente porque el amianto (o asbesto) es otro mineral que también ha sido considerado carcinógeno y en muchos casos, los talcos tienen contaminación con este otro agente.

En modelos animales, el tratamiento con talco provocó también más incidencia de cáncer en las glándulas suprarrenales y en el pulmón de las hembras; en las ratas macho, se registró, además, una combinación de tumores benignos y malignos (también en la médula suprarrenal).

Cáncer de Ovarios

La posible relación entre el talco y el cáncer de ovario se examina hace tiempo. La multinacional Johnson & Johnson (J&J) tiene una demanda colectiva en su contra en Estados Unidos en la que decenas de miles de personas le reclaman por la supuesta presencia de componentes cancerígenos en uno de sus productos estrella, los polvos de talco que se comercializaban bajo la marca Baby Powder.

Aunque J&J siempre negó la acusación el litigio alcanzó tal magnitud que la compañía suspendió la venta de Baby Powder en 2020 en EE UU y Canadá y en todo el mundo en 2022.

Alejandro Pérez Fidalgo, médico del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia e investigador del INCLIVA Biomedical Research Institute, en declaraciones al portal Science Media Center (SMC) formuló comentarios aclaratorios muy importantes.

“Esto no significa que, porque alguien se haya puesto talco alguna vez o incluso que porque lo use con cierta regularidad, esté claramente en riesgo, ya que el riesgo de generar un cáncer va a depender de dosis de exposición, tiempo y forma de contacto con el talco” señaló.

“Los estudios que sustentan esta clasificación tienen muchos sesgos, es decir, ciertos factores de confusión que nos impiden apreciar o predecir con total solidez la relación del uso del talco o la exposición al mismo con el cáncer”, explicó el experto.

El oncólogo del Hospital Clínico de Valencia aseguró que “sería recomendable” evitar, en la medida de lo posible, el uso de polvos de talco en zonas genitales, sobre todo, las mujeres. Pero llama de nuevo a la cautela con la decisión de la IARC: “Esto no significa que el uso previo del talco vaya a provocar un cáncer ni que la exposición previa a este agente vaya a ser claramente el responsable de la aparición de un tumor”.