Energías alternativas pierden competitividad porque subsidios al petróleo superan el billón
La guerra en Ucrania propició un aumento récord en los subsidios que se entregan a las petroleras, que más que duplicaron sus utilidades respecto del promedio de la última década.
Promediando febrero se supo que la guerra en Ucrania llevaría las ganancias de las compañías petroleras a niveles nunca vistos. Comenzaron las norteamericanas, pero en simultáneo, la agencia Reuters confirmaba si se consideraban las 6 principales petroleras occidentales, las ganancias de 2022 más que duplicarían el promedio de las ganancias de la última década. Sólo seis empresas produjeron utilidades superiores a los 220 mil millones de dólares.
La primera explicación que vino a cuento fue el alza de los precios internacionales provocados por la invasión rusa, lo que sin duda incide: desde los días de plena pandemia en que el petróleo tenía cotizaciones negativas y algunas empresas debían pagar para que los clientes retiren sus existencias hasta los 85 dólares por barril de estos días, se ha recorrido un largo camino.
Y nada indica que habrá retrocesos inmediatos. Al menos en la opinión de expertos (interesados) en el negocio como el presidente ejecutivo de TotalEnergies, Patrick Pouyanne, que dijo a Reuters: "No nos sorprendería que el petróleo volviera a los 100 dólares el barril". Claro, su compañía acababa de informar ganancias récord de $ 36,2 mil millones en 2022.
Pero a poco que se indague sobre el nuevo cuadro, aparece en escena uno de los actores principales del drama del calentamiento global: los subsidios.
En un artículo reciente que publica la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés), se pone en evidencia que buena parte de la ganancia de las petroleras (sino toda) surge de los subsidios que generosamente los estados derramaron durante 2022. Por primera vez en la historia, los combustibles fósiles fueron subsidiados con más de un billón de dólares en un año.
De hecho, igual que pasó con las ganancias de las petroleras, los subsidios de 2022 prácticamente duplicaron el promedio de los subsidios otorgados en la última década. En proporción muy pequeña se sostuvieron incluso los subsidios al carbón, que regresaron con la pandemia; el resto dividido en tercios se repartió en subsidios al gas, al petróleo y para la compra de combustibles de centrales eléctricas.
Efectos
En esas condiciones, lo que termina ocurriendo es que en lugar de reforzar la competitividad de las energías no contaminantes frente a los combustibles fósiles, estos últimos se sostienen como un inversión atractiva, fomentando la continuidad de un negocio que trae consecuencias imprevisibles para el planeta.
Toru Muta y Musa Erdogan, autores del trabajo de la IEA señalan que “estos desembolsos crecientes contrastaron marcadamente con el Pacto Climático de Glasgow, que en noviembre de 2021 instó a los países a eliminar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles", poniendo de manifiesto que el fondo de la cuestión es estrictamente político. Gobiernos de todo el mundo borran con subsidios sus declaraciones de las cumbres climáticas.
“Nuestro análisis muestra que muchas de estas medidas gubernamentales no estaban bien dirigidas y, si bien pueden haber protegido parcialmente a los clientes de las subas vertiginosas, mantuvieron artificialmente la competitividad de los combustibles fósiles frente a las alternativas de bajas emisiones” insisten los autores.