Extremistas.br, la serie que retrata el fascismo y la posverdad en el Brasil de Bolsonaro
“No existe un perfil extremista como tal, y esto es aterrador”, dice con elocuencia el documentalista Caio Cavechini, quien se acerca con su cámara a la variada gama de psicologías interpeladas por la radicalización política.
La serie -- del documentalista brasileño Caio Cavechini tuvo una primera fecha de estreno estimada para mitad de enero, pero sucedió algo en Brasilia -la sede de Gobierno y la clase política- que no podía quedar fuera del registro de un producto que tenía como preocupación principal retratar el crecimiento y desborde del fascismo y la violencia política en Brasil, la anemia para cualquier tipo de argumento, la radicalización de las consignas.
El 8 de enero, cuando Cavechini estaba en etapa final del proyecto, vio primero por redes sociales y luego por todos los medios de comunicación, el avance de una marea verdeamarela que iba tomando y destrozando a su paso las principales instituciones de la democracia. Luego dominarían el predio que contiene el Congreso, el Supremo y la Presidencia. Con el beneplácito de las efectivos que debieron haber evitado la invasión.
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"Confieso que mi primera reacción fue de incredulidad. Había estado en los campamentos golpistas, vi cómo se vaciaban” dijo Cavechini a Naiara Galarraga Górtazar, responsable de Brasil para El País de Madrid
Extremistas.br es una producción de Globoplay Originals. Interpela a bolsonaristas en el proceso de salida del poder del presidente Jair Bolsonaro y en la inminencia de la victoria en segunda vuelta de Lula da Silva, a quien los extremistas califican de comunista, entre otros epítetos.
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“No existe un perfil extremista como tal, y esto es aterrador”, la elocuencia de Cavechini
La preocupación de Cavechini fue la de parar un momento el vértigo de la sucesión de noticias y gestos públicos para intentar explicar el fenómeno de la radicalización. La antología de personajes es amplia, y por supuesto hay gente de clase media, como también personas a las que la presencia del Estado -a priori- les favorece. Un concejal nordestino, una empresaria, profesionales varios, "influencers" en redes sociales, fuerzas de seguridad, etc.
El expresidente Bolsonaro, que fue noticia en último término por haber salido a la luz su intención de ingresar a Brasil con joyas y obsequios sin declarar en Aduana, alcanzó en el ballotage los 58 millones de votos; sólo dos menos que el actual presidente Lula. El poder de fuego, el “mercado” sobre el que aún tiene potencia Bolsonaro, tiene un tamaño (y naturaleza) que exige no ser subestimado. Quizá allí resida la clave del material.