Javier Milei viajará a la asunción de Donald Trump, el próximo 20 de enero en Washington. El mandatario argentino ya tiene decidida su participación en la ceremonia del flamante presidente electo estadounidense, aunque falta bastante todavía para que reciba la invitación formal.

En medio de la euforia provocada por la victoria del “aliado”, desde el entorno presidencial dan por sentado que antes de esa visita habrá un contacto cara a cara: afirman que Milei tiene en agenda verse personalmente con Trump en Mar-a-lago, la lujosa mansión que el republicano tiene Palm Beach, Florida, con más de 114 habitaciones. 
Se trata de la propiedad de descanso de Trump, con más de 8.000 metros cuadrados y anclada en un arrecife de coral.

Esa visita, que no tiene fecha definida, será en un viaje previo al de la asunción del 20 de enero y la organización del tema ya está en manos de Karina Milei, hermana del mandatario y secretaria general de Presidencia, y de Santiago Caputo, principal asesor del jefe de Estado argentino.

Según los voceros extra oficiales de la presidencia, desde hace tiempo que tienen conversaciones con colaboradores estrechos del flamante presidente electo estadounidense.

Otro aliado

Con quien chateó el presidente argentino fue con el multimillonario Elon Musk, empresario con el que ya se encontró en tres oportunidades este año y trabó un buen vínculo. En el diálogo que mantuvieron tras el triunfo de Trump se habrían considerado aspectos de lo que vendrá con la vuelta del líder republicano al poder.

Cerca de Milei contaban que estaba “feliz” por el triunfo “abrumador” de Trump, con quien se vio cara a cara por primera vez en febrero pasado, en Maryland, en las afueras de Washington. “Espero verlo otra vez, la próxima como presidente”, le dijo el argentino en febrero pasado, cuando ambos se vieron tras bambalinas en la Conferencia de Acción Republicana (CPAC).

Milei y Trump disertaron en ese evento y se vieron cara a cara por primera vez. “Hagamos grande a Argentina otra vez”, le dijo Trump. Ambos, además, tienen en común el fanatismo por la figura de Musk, que fue uno de los grandes defensores de la campaña de Trump.