Las personas expuestas al glifosato tienen biomarcadores de cáncer en su orina
Una nueva investigación realizada por científicos del gobierno de los Estados Unidos descubrió que las personas expuestas al glifosato presentan evidencia de estrés oxidativo, una característica clave en el desarrollo del cáncer y otras enfermedades.
El glifosato es el herbicida más aplicado en todo el mundo y Argentina ostenta el dudoso privilegio de ser el país en el que más kilos se utilizan por habitante. El resultado previsible de tal situación es que todos los estudios que se realizan confirman que el planeta entero está contaminados con restos del herbicida y que hasta el 80% de la población puede tener rastros en su orina, aunque no tenga ninguna relación evidente con el herbicida.
Más de la mitad de los panes comprados en grandes tiendas de Estados Unidos tienen presente el herbicida a pesar de que el trigo no es un cultivo sobre el que esté indicado el uso del agrotóxico.
Los cursos de agua de todo el planeta están contaminados con agrotóxicos, incluido nuestro país, en dónde los estudios sobre aguas de consumo para animales y personas muestran que el glifosato es el agrotóxico encontrado en mayor concentración: los valores promedios estuvieron por encima del miligramo por litro de agua, entre 10 y 100 veces superior a los niveles del resto.
Existe una amplia controversia sobre los efectos del herbicida sobre la salud, que se intensificó después de que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud, lo declarara “probablemente cancerígeno para los humanos” en 2015.
Muchos países han establecido limitaciones o prohibiciones a su uso mientras que las agencias reguladoras de muchos otros países dicen que falta evidencia que conecte el glifosato con el cáncer, y que es uno de los herbicidas más seguros y efectivos disponibles.
El año pasado, un comité de evaluación de riesgos de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) concluyó después de revisar varios estudios que no había justificación para clasificar el glifosato como carcinógeno y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) persiste en su afirmación de que "no es probable" que el glifosato sea cancerígeno y no presenta "riesgos para la salud humana". Un fallo judicial obligó a la agencia a retirar esa última afirmación porque tenía “razonamientos inconsistentes”.
Lo cierto es que tanto en experimentos in vitro como en estudios epidemiológicos la evidencia que asocia el uso del herbicida con un mayor riesgo de ciertos cánceres y otros trastornos de salud, crece día a día.
Los experimentos con animales e in vitro sugieren que el glifosato puede inducir estrés oxidativo, una característica clave de los carcinógenos; sin embargo, la evidencia en poblaciones humanas sigue siendo escasa, motivo por el cual este nuevo trabajo es muy relevante.
Un nuevo estudio
Los autores del artículo, 10 científicos de los Institutos Nacionales de Salud y dos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), organismos del gobierno de Estados Unidos, afirman que las personas expuestas al glifosato tienen biomarcadores en la orina relacionados con el desarrollo de cáncer y otras enfermedades.
La investigación, publicada la semana pasada en el Journal of the National Cancer Institute es parte de un trabajo mayor, el Estudio de Salud Agrícola (AHS), un examen a largo plazo de los impactos en la salud del uso de pesticidas en los agricultores financiado por el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos en colaboración con la EPA.
Se midieron los niveles de glifosato en la orina de trabajadores agrícolas y otros participantes del estudio y se determinó que la exposición al pesticida estaba asociada con signos de una reacción en el cuerpo llamada estrés oxidativo, las señales químicas que quedan en las células luego de que se producen de forma permanente daños en los lípidos de las membranas celulares, las proteínas y en el ADN.
El estrés oxidativo es considerado por los expertos en salud como una característica clave de los carcinógenos.
Los investigadores señalan en su trabajo que “la evidencia acumulada respalda el papel del estrés oxidativo en la patogenia de los cánceres hematológicos”, como el linfoma, el mieloma y la leucemia”.
El análisis incluyó a 268 agricultores varones seleccionados en función del uso de glifosato ocupacional reciente o de por vida y 100 hombres no agricultores como grupo de control; a todos ellos se les midieron las concentraciones de glifosato y biomarcadores de estrés oxidativo en orina.
Se encontró que las concentraciones de glifosato en la orina se asociaron positivamente con un alto nivel de biomarcadores del estrés oxidativo en general y también se encontró evidencia significativa cuando se compararon los grupos de personas que habían utilizado el agroquímico en uso reciente, en los últimos 12 meses o toda su vida.
La principal conclusión del trabajo es que los hallazgos “contribuyen al peso de la evidencia que respalda una asociación entre la exposición al glifosato y el estrés oxidativo en humanos y pueden informar las evaluaciones del potencial carcinogénico de este herbicida”. Es decir, agencias y organismos evaluadores, tomen nota.
Estrés Oxidativo y Cáncer
“El estrés oxidativo no es algo que quieras tener”, dijo a The Guardian Linda Birnbaum, toxicóloga y ex directora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental. “Este estudio aumenta nuestra comprensión de que el glifosato tiene el potencial de causar cáncer”.
Los científicos dicen que es importante examinar las sustancias que pueden causar estrés oxidativo porque una gran cantidad de evidencia sugiere que el estrés oxidativo a largo plazo contribuye al desarrollo no solo del cáncer, sino también de una variedad de afecciones crónicas, como diabetes, enfermedades cardíacas y problemas reproductivos, incluida la infertilidad masculina.
La opinión de un fabricante
Bayer dijo que el nuevo estudio tiene muchas “limitaciones metodológicas significativas que afectan su confiabilidad”, y dijo que los resultados entran en conflicto con otras investigaciones gubernamentales.
“El aumento del estrés oxidativo encontrado en el estudio podría haber sido causado por una serie de factores no relacionados con el glifosato o una combinación de ellos, y el estudio no respalda la conclusión de que el glifosato sea la causa”, dijo Bayer en un comunicado.
Para comprender esta afirmación debe decirse que Bayer no niega (no puede negar) la existencia del estrés oxidativo en las personas que participaron del estudio; tampoco niega que exista una correlación entre mayores niveles de glifosato en orina con marcadores del estrés oxidativo porque esos son los resultados del estudio.
Lo que se afirma es que no es posible establecer una relación causal entre un fenómeno (la presencia del glifosato en la orina y la exposición más o menos reciente al agroquímico) con el otro (el estrés oxidativo), simplemente porque el estudio no se diseñó con ese fin.
Los investigadores tampoco afirman que exista una relación causal, pero afirman lo que los fabricantes y las autoridades deberían asumir: si los dos fenómenos coexisten es más que razonable profundizar sobre estas evidencias, algo que Bayer descarta tan sistemáticamente como lo hizo en el pasado Monsanto.