Lula: “Brasil no necesita ni quiere armas en las manos del pueblo”
A causa del escenario de polarización que vive la sociedad, el presidente dijo que ante el extremismo recurrirá a todo el peso de la ley. Una multitud en las calles de Brasilia siguió cada secuencia de la ceremonia.
Luiz Inácio Lula Da Silva, flamante presidente brasileño, tendrá entre sus principales desafíos -además de los meramente económicos y administrativos- la cuestión de la polarización política y la violencia al interior de la sociedad brasileña.
"Al terror responderemos con las leyes, con sus más graves consecuencias. Democracia para siempre", dijo Lula da Silva en una clara referencia a los intentos de atentado frustrados en el último tiempo en el país
El presidente prometió en su discurso inaugural “gobernar para 215 millones de personas” y no únicamente para quienes lo votaron. Y subrayó una cuestión central de la convivencia democrática: “a nadie le interesa un país que vive en pie de guerra”. Además volvió a pedir por un país unido "porque no existen dos Brasil, sino un único pueblo que comparte la virtud de no rendirse”.
El presidente también citó una línea de Pablo Neruda en una parte de su discurso en el Palacio del Planalto, tras recibir la banda presidencial: "Pueden cortar las flores pétalo a pétalo, pero todos saben que llegará la primavera. Y aquí ha llegado”.
En una línea de gestión anticipada dijo que combatirá “todas las desigualdades: las de la riqueza, las del acceso a la salud y la educación y las de género”, entre otras. Y expresó que “la realidad del país salta a los ojos en cada esquina” mencionando a los cientos de personas que viven bajo los puentes de Brasil.
Lula recordó “la pesadilla” que significó el gobierno de su antecesor, al que calificó como “la barbarie”.
En otros párrafos centrales, el presidente dijo que "llegó la hora de bajar el precio de los alimentos, de invertir en salud, educación, ciencia y cultura; llegó la hora de traer inversiones y reindustrializar a Brasil, de romper con el aislamiento internacional. No es hora del resentimiento estéril, sino de volver a sonreir”.
Una multitud estuvo en las calles de Brasilia siguiendo cada secuencia de la ceremonia.
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