Asumió Lula: importante presencia de jefes de Estado y la ausencia de Maduro

Con el pergamino de haber desarrollado históricamente uno de los cuerpos diplomáticos de mayor prestigio en el mundo, la asunción de Lula da Silva fue una vitrina de la política exterior de un país elogiado en el mundo por su diplomacia. 

Gran presencia de delegaciones internacionales y la ausencia de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, quien finalmente había sido habilitado para pisar suelo brasileño. El canciller designado por Lula da Silva adelantó que se reabrirá la embajada en Caracas.

Diecisiete presidentes y jefes de Gobierno estuvieron presentes en Brasilia. Brasil buscará reintegrarse al mundo, como dijo el flamante presidente en su discurso inaugural, dejando atrás la era Bolsonaro, caracterizada por el choque directo y un estrecho acercamiento al expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump. 

La histórica jornada también estuvo marcada por la ausencia de Maduro, que canceló su viaje a Brasilia. Venezuela estuvo representada por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.  

Hasta la capital federal llegaron los presidentes de la Argentina, Alberto Fernández; de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; de Alemania, Frank-Walter Steinmeier; de Chile, Gabriel Boric; de Paraguay, Mario Abdo Benítez; de Angola, João Manuel Gonçalves Lourenço; de Colombia, Gustavo Petro; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Ecuador, Guillermo Lasso; de Bolivia, Luis Arce; de Timor Oriental, José Ramos-Horta; de Cabo Verde, José Maria Neves; de Guyana, Mohamed Irfaan Ali; de Surinam, Chandrikapersad Santokhi, y de Honduras, Xiomara Castro. El rey de España, Felipe VI, también estuvo presente. 

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou viajó acompañado por los expresidentes uruguayos José Mujica y Julio María Sanguinetti, además de Francisco Bustillo, canciller de su gobierno. El mandatario los había convocado a esta visita oficial como un gesto de “continuidad democrática e institucional y republicana” que destaca a Uruguay frente a otros países".

El 14 de diciembre pasado Mauro Vieira, el canciller designado por Lula, dijo que el presidente lo instruyó para que se ocupe de los primeros viajes al exterior: “Él participará de la reunión de la Celac en Argentina con una visita bilateral”.

El objetivo inicial de Lula era asegurar la participación de todos los mandatarios de América del Sur, simbolizando el regreso de Brasil a un papel de liderazgo indudable en la región.

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El gobierno saliente de Jair Bolsonaro no reconoció durante su gestión a Maduro como jefe de Estado de Venezuela. Un documento oficial interministerial de 2019 prohibía la entrada de Maduro a Brasil, por considerarlo "una amenaza para la democracia, la dignidad de la persona humana y la prevalencia de los derechos humanos”.

A propósito, el flamante canciller Vieira, embajador en Washington durante la presidencia de Dilma Rousseff, expresó que el gobierno entrante de Brasil reconocerá a Maduro como presidente de Venezuela y reabrirá la embajada en Caracas.

En representación del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, estuvo presente en Brasilia una delegación encabezada por la Secretaria del Departamento del Interior Deb Haaland acompañada por el Director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, y el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Brasilia, Douglas Koneff. 

Lula confirmó que visitará a Biden en Washington al inicio de su mandato, como ya se organizó con el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, que se reunió con el presidente electo en Brasilia a principios de diciembre. 

Con respecto a Putin, enfrascado en la guerra que se desarrolla aún en Europa, Lula anunció a través de Twitter que había recibido un llamado telefónico del presidente ruso. “Me felicitó por mi victoria”, escribió, “deseó buen gobierno y el fortalecimiento de la relación de nuestros países”. 

Lula, con su tercer mandato presidencial en marcha a sus 77 años, expresó que “Brasil vuelve a dialogar con todos y a comprometerse en la búsqueda de un mundo sin hambre y en paz”

Los nexos destacados de Brasil serán con Estados Unidos, Rusia y China: estas relaciones podrían poner a prueba la política exterior del PT. Según el informe final del equipo de transición, Bolsonaro cometió un error estratégico al convertir “América del Sur en un escenario de la disputa geopolítica entre Estados Unidos, Rusia y China”.

Según publicó Folha de São Paulo, Lula trabajará para que Brasil regrese a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el bloque latinoamericano creado por el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, en 2008 contra la influencia de Estados Unidos.

Brasil también regresa a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de la que había salido desde que Bolsonaro asumiera el poder. La CELAC se creó a instancias de Chávez en 2011 como desafío latinoamericano a la Organización de Estados Americanos (OEA) y ni Estados Unidos ni Canadá son miembros. 

La próxima reunión de la CELAC en la Argentina será motivo del primer viaje de Lula como presidente, el 24 de enero, donde se reunirá con su par Alberto Fernández, que lo había invitado personalmente durante su visita a San Pablo

La articulación y coherencia que el Gobierno de Brasil puede someter a estas dos vías, la relación aceitada con los Estados Unidos y las principales potencias económicas por un lado y, por el otro, el símbolo que representa Lula para el progresismo y las centro-izquierdas en Latinoamérica, determinará en gran parte la performance de la política exterior de un país que busca retomar contactos perdidos. 

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