Regresa “El Niño”: buenas y malas noticias para nuestro país
Diversos servicios meteorológicos confirman que en nuestra próxima primavera son muy altas las posibilidades de un cambio en el fenómeno de oscilación térmica del Pacífico. Al tiempo que se pronostica el fin de la sequía en nuestra región, se esperan récords de temperaturas en todo el mundo.
Los servicios meteorológicos del mundo fueron unánimes: 2022 fue uno de los años más calurosos jamás registrados en la Tierra.
Dadas las circunstancias la noticia no sorprende, pero los especialistas resaltan un hecho que hace al fenómeno especialmente extraordinario. Ocurre que el patrón climático recurrente en el Pacífico tropical, conocido como Oscilación del Sur El Niño (ENSO por sus siglas en inglés), estaba en su fase fría.
Durante esta fase, que en contraposición se bautizó La Niña, las aguas del Pacífico ecuatorial son notablemente más frías de lo normal, lo que influye en los patrones climáticos de todo el mundo.
La Niña trae su propio clima extremo a partes del planeta. Lo sabe bien el cono sur y nuestro país en particular, en dónde la continuidad de tres años que lleva La Niña ha impactado con una sequía histórica con gravosas consecuencias para la población en general y para los productores agrícolas en particular.
Pero debe apuntarse un dato muy significativo, especialmente en tiempos de calentamiento global. La Niña también ayuda a controlar las temperaturas globales. O sea, las recientes olas de calor en el hemisferio norte, los incendios forestales y las sequías de los últimos tres años, en realidad fueron menos extremas de lo que pudieron ser.
Y lo preocupante es que los meteorólogos anuncian ahora que La Niña terminaría entre marzo y mayo. En setiembre, llegando la primavera austral, eventualmente se convertirá en El Niño, con las aguas del Pacífico ecuatorial volviéndose mucho más cálidas.
Andrew Kruczkiewicz, investigador principal del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia informó a The Washington Post que el instituto pronosticó un 66 por ciento de posibilidades de condiciones de El Niño para fines de nuestro invierno o principios de la primavera.
Según explican los meteorólogos, El Niño no ocurrirá de ningún modo si previamente no ocurre una transición neutra, que tiene una probabilidad alta de ocurrir. Los investigadores del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOOA) anuncian un 82 por ciento de posibilidades de que se desarrollen condiciones neutrales en algún momento entre marzo y mayo de este año. Es decir, las probabilidades nos muestran un Niño muy posible.
¿Qué hace El Niño?
Como se dijo, el fenómeno El Niño se caracteriza por aguas del Océano Pacífico más cálidas de lo normal y se traduce de un modo muy variable en diferentes partes del mundo.
Por ejemplo, junto con el ya mostrado aumento de la temperatura promedio global, provoca sequías en el norte de Australia, Indonesia y el sur de África, precipitaciones superiores al promedio en el sur de los Estados Unidos.
El mapa es elocuente y nos señala un efecto que los agricultores argentinos ya conocen: el impacto sobre la región pampeana es de un aumento significativo de las precipitaciones de primavera verano, justo la época en que los cultivos de verano (soja, maíz, girasol) necesitan abundante humedad.
Y aunque la falta de infraestructura en el sector agrícola deje camionetas y equipos empantanados en el barro, al final del ciclo, los Niños se corresponden con cosechas récords en Argentina.
Lo que puede pasar
Algunos científicos estiman que si se reinstala El Niño, el clima extremo que ha arrasado nuestro planeta en 2021 y 2022 se volverá insignificante. Por ejemplo, Bill McGuire, profesor emérito de peligros geofísicos y climáticos en el University College London, escribió en Wired: “2023 tiene una muy buena probabilidad, sin la influencia refrescante de La Niña, de ser el año más caluroso registrado”.
A lo que agregaba: “Inevitablemente, las temperaturas más altas significarán que la sequía severa seguirá estando a la orden del día, reduciendo drásticamente el rendimiento de los cultivos en muchas partes del mundo. En 2022, el clima extremo provocó una reducción de las cosechas en China, India, América del Sur y Europa, lo que aumentó la inseguridad alimentaria. Es probable que las existencias sean más bajas de lo normal en 2023, por lo que otra ronda de malas cosechas podría ser devastadora”.
Paradojas del cambio climático: lo que puede ser muy malo para el mundo en general puede ser ansiosamente esperado en algunos lugares. Lo cierto es que la bonanza de un par de años de buenas lluvias y cosechas no debería cegarnos respecto al curso general de los sucesos, con o sin Niños y Niñas.