Reporte mundial: el agua embotellada no es más segura que la de las canillas
Un instituto dependiente de la Universidad de Naciones Unidas acaba de publicar un abarcador estudio para revisar impactos y tendencias de la industria mundial del agua embotellada. No son más seguras que las aguas de red y retardan el objetivo de alcanzar mayor cobertura con agua potable.
Las conclusiones son inquietantes: tanto por los problemas de calidad y contaminación, por su aporte al problema de la contaminación plástica, como por ejemplos de impacto en los aquíferos, el trabajo que acaba de publicar el Instituto del Agua, el Ambiente y la Salud (INWEH) de la Universidad de Naciones Unidas deja muchas preguntas y algunas conclusiones sobre el rol de las aguas embotelladas.
El informe examina la geografía, la estructura, las tendencias y los impulsores del mercado mundial de agua embotellada y pone la lupa sobre el conocimiento existente de la calidad del agua embotellada, sus impactos en los recursos hídricos y su papel en la contaminación plástica.
Una pregunta subyacente en el trabajo es ¿qué tanto contribuye la industria del agua embotellada al objetivo de desarrollo sostenible del acceso universal al agua potable? Las repuestas son poco promisorias.
El trabajo se centra solamente en aquellos tipos de agua embotellada que tienen poca o ninguna diferencia en el sabor del agua domiciliaria regular. Distingue tres categorías: aguas minerales, naturales y tratadas. No incluye bebidas carbonatadas (gaseosas) o las más modernas “aguas saborizadas”.
Sobre gustos….
El estudio encuentra que el agua embotellada se consume ampliamente tanto en el Norte como en el Sur Global, aunque los precios lleguen a ser sustancialmente más altos que los del agua de la canilla.
Las ventas mundiales actuales de agua embotellada se estiman en casi 270 mil millones de dólares y 350 mil millones de litros. El informe mapea y clasifica a los 50 principales países del mundo por ventas totales y per cápita de agua embotellada, tanto en dólares como en litros.
La región de Asia-Pacífico constituye aproximadamente la mitad del mercado mundial de agua embotellada, pero los países del Sur Global en conjunto representan aproximadamente el 60 %.
Si se suman Estados Unidos, China e Indonesia dan cuenta de la mitad del mercado global. Alemania es el mercado más grande de Europa, México en la región de América Latina y el Caribe y Sudáfrica en África. Singapur y Australia se destacan como los líderes mundiales tanto en ingresos anuales como en volumen de agua embotellada vendida per cápita.
Argentina está en el promedio del ranking con un mercado ligeramente superior a los mil millones de dólares anuales, aunque en consumo per cápita, sea el último de los 50 países del estudio, con cerca de 30 litros anuales por persona y por año. Una posible explicación, es que en nuestro país lo que no se consume de agua embotellada, se consume en gaseosas, mercado en el que Argentina es uno de los mayores consumidores.
Un detalle muy importante del informe es la conclusión de que los impulsores del mercado del agua embotellada difieren significativamente entre el Norte Global y el Sur Global. En el Norte, el agua embotellada suele percibirse como un producto más saludable y sabroso que el agua de la canilla y es considerado más como un artículo de lujo que como una necesidad.
En el Sur Global, en cambio, las ventas de agua son estimuladas principalmente por la ausencia de un suministro público de agua considerado confiable.
Un mito que se derrumba
Tanto en el norte como en el sur, una creencia firmemente establecida es la “confiabilidad” de los suministros de aguas embotelladas. Por eso, los hallazgos sobre la contaminación cobran relevancia.
El estudio analizó alrededor de 60 estudios de casos en más de 40 países de todas las regiones del mundo para ilustrar los numerosos casos de contaminación inorgánica, orgánica y microbiológica de cientos de marcas de agua embotellada de todos los tipos analizados; por añadidura, la contaminación a menudo excedía los estándares locales o globales.
Por ejemplo, en Estados Unidos un estudio de 2009 sobre 10 marcas de alcance nacional encontró arsénico, bromatos, productos derivados de cloración y trihalometanos. Un trabajo anterior (1999) realizado sobre 103 marcas detectó que el 20% de las muestras presentaba contaminantes químicos por encima de los límites permitidos por la reglamentación norteamericana.
Al analizar los contaminantes orgánicos, sobresale el caso de México, en donde un estudio de 2009 encontró en un agua mineral los plaguicidas DDT (prohibido mucho antes) y endosulfán.
Y en este rubro, los contaminantes orgánicos, no podían faltar los microplásticos: un estudio muy completo, abarcando aguas minerales embotelladas en botellas de un solo uso y retornables, detectó microplásticos en el 93% de las muestras que incluyeron marcas de China, USA, Brasil, India, Indonesia y México.
El análisis microbiológico no entrega mejores resultados. Para empezar con los países centrales, en 1999 un estudio realizado sobre 23 marcas de Estados Unidos y de la Unión Europea encontró que el 48% de las muestras de aguas embotelladas tenían contaminación bacteriana y 4%, amebas.
En Argentina, un estudio de 2002 detectó en 8 marcas de agua mineral que el 79% de las muestras tenían contaminación con hongos de los géneros Penicillum y Cladosporium, mientras que 2.4% de las muestras estaban contaminadas con estreptococos fecales.
Según el trabajo, esto es fuerte evidencia de cuán engañosa puede resultar la percepción de que el agua embotellada es una fuente de agua potable incuestionablemente segura. Debe hacerse notar, que los dos casos utilizados de ejemplo para nuestro país se corresponden con publicaciones de hace más de 20 años, una sobre
Agotando las napas
Una pregunta importante es relativa al rol de las extracciones de agua embotellada en el agotamiento de los recursos de agua subterránea en las áreas de captura.
Debe decirse que tales extracciones son pequeñas en términos absolutos a nivel mundial o en comparación con los grandes consumidores de agua como la agricultura de regadío y las industrias. Aun así, existen algunos raros casos que ejemplifican esta situación y en los restantes se demuestra que los impactos locales en los recursos hídricos de estas extracciones pueden ser significativos.
Entre los ejemplos de afectación, en una proporción muy baja, se cita el Aquífero Guaraní. Los más afectados son aquíferos de los Estados Unidos.
En gran medida, el estudio adjudica la falta de datos disponibles sobre los volúmenes de agua extraídos por la industria a la falta de transparencia y de marcos legales, que de existir obligarían a las empresas embotelladoras a divulgar públicamente los volúmenes de agua extraídos y a evaluar las consecuencias ambientales de sus actividades.
Botellas de agua, derramando … plástico
El informe recopila información sobre la contaminación plástica asociada con el agua embotellada, señalando que el mundo genera actualmente alrededor de 600 mil millones de botellas de plástico que suman aproximadamente 25 millones de toneladas de desechos plásticos, que no se reciclan sino que se desechan en vertederos o como desechos no regulados. En muchos casos, terminan en los océanos.
Si bien hay signos de una creciente conciencia social sobre los impactos adversos de los plásticos en el medio ambiente, aún no parece existir una solución innovadora que podría reducir radicalmente los impactos ambientales de los plásticos. Por lo tanto, es probable que la contaminación plástica continúe en los próximos años.
El capitalismo del agua, atrasa
Ya se sabe: el progreso hacia el acceso universal al agua potable segura para todos está significativamente desviado o retrasado en las agendas nacionales e internacionales.
Por eso es más significativa la conclusión de que el fenómeno de expansión de los mercados de agua embotellada lo único que hace es retrasar aún más el demandado y declamado progreso, distrayendo la atención y los recursos del desarrollo acelerado de los sistemas públicos de suministro de agua.
El trabajo desarrolla la siguiente estimación: con menos de la mitad de lo que el mundo paga anualmente por agua embotellada sería suficiente para garantizar el acceso a agua limpia de la canilla para cientos de millones de personas sin ella, durante años.
Cuánto de la rentabilidad de las empresas que lucran con el consumo de agua, como lujo en el norte, como necesidad en el sur, termina apoyando los esfuerzos mundiales por alcanzar agua potable a los sedientos, parecen ser gotas en el desierto.