Este martes, en el programa Subversiones que se emite por la FM 102.3, Marcos Ordóñez habló sobre la importancia de la implementación de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) y su impacto en la construcción de las masculinidades.

Ordóñez es médico, especialista en Medicina General y Familiar y Magister en Salud Sexual y Reproductiva. Según precisó, lo trascendente de la Ley es que "incorpora el aspecto de la integralidad".

"Sacaron la educación sexual del terreno de lo biológico que es donde habitualmente se manejaba. A partir de la ley se incorporan otras variables y se considera la sexualidad humana como un hecho complejo. Además incorpora la perspectiva de género", expresó el médico.

Sin embargo, es importante remarcar que respecto a las masculinidades durante muchos años se mantuvo al margen. "Siempre se dirigió el trabajo hacia la mujer, hacia las chicas, para empoderarlas, para darles elementos para reconocer las diversas formas de expresión que tiene la violencia de género", aclaró Ordóñez.

Y añadió: "Pero se descuidó el trabajo específico dirigido hacia los varones. Recién se pone sobre la mesa para el debate después de la primera Ni Una Menos, esa marcha tan importante que es un antes y un después".

Es ahí cuando se empieza a poner en discusión la construcción social de la masculinidad. Y el tema es no es menor porque allí reside una cuestión central que es la reproducción de un formato de masculinidad que deviene en violencia.

Una bisagra generacional

Otro dato interesante a tener en cuenta es que la aplicación de la ley desde hace 15 años ha generado un encontronazo generacional: "les pibes vienen con un montón de información, conocen su derechos, los ejercen y se encuentran con otra generación que viene de un silencio, del 'de eso no se habla'. En la familia el tema no se tocaba".

Ese silencio, indicó el profesional, fue un "caldo de cultivo para que se sigan reproduciendo un conjunto de prácticas en los vínculos y la sexualidad que sostenían un conjunto de violencias".

Esto impacta en la aplicación de la ESI porque, en muchos casos, el problema de que no se implemente al 100 por ciento tiene que ver más con los docentes que con la institución. 

"La ESI viene a interpelarnos, nos pone en cuestionamiento. Nos obliga a una profunda revisión: eso muchas veces suele ser un inconveniente y genera resistencia en los adultos", explicó Ordóñez.

En cambio, la juventud ya da muestras de que el tema está transitado: este martes fue noticia un alumno que fue a la escuela con pollera porque no lo dejaban usar pantalón corto. Sobre esto, el entrevistado remarcó: "Chicos, chicas, chiques, encuentran sus espacios de lucha y reivindicaciones. Este chico, quizás sin querer, pone en cuestionamiento todo ese sistema binario".

Y remarcó: "Está bueno que se empiecen a repensar esas lógicas. Estamos en un momento a nivel mundial donde no hay grandes revoluciones. Son transformaciones más pequeñas, más domésticas. La batalla que se da en el espacio de género, la lucha los feminismos, de los movimientos de mujeres; también el movimiento del veganismo que cuestiona las formas de producción".

Cuál es el desafío

Aunque ya pasaron 15 años de la aprobación de la ley, queda mucho trabajo por hacer. En ese marco, Ordóñez contó que hace tiempo que piensa en promover una Educación Sexual para adultos.

"Tenemos que disminuir esa brecha generacional que hace que haya tanta fricción. Para esto se debe pensar una estrategia institucionalizada desde las ONG, sindicatos, lugares de trabajo", dijo.

Y concluyó: "Hoy en día, abordar la Educación Sexual Integral con el mundo adulto también es trabajar por igualdad de derechos, promover la ciudadanía y sobre todo relaciones más libres de violencia".