Artemio López: "El Frente de Todos tiene recursos para interpelar a los jóvenes"
Economía, voto joven, indecisos. El consultor y sociólogo hace un análisis sobre el escenario económico y electoral, de cara a las legislativas de noviembre.
La pérdida del salario real. El saldo negativo de paritarias en relación a la inflación. La pandemia. El deterioro de las expectativas generales. La suba mensual de los alimentos, reportada por INDEC, que se destaca sobre otros bienes y servicios.
Los sectores de la base de la pirámide padecen con mayor intensidad la suba de los productos básicos: destinan allí una porción mayor de sus ingresos, en comparación con los sectores altos, medios-altos.
Lo que consultores y analistas repiten ante cada nueva campaña política: “Es la economía”. La variable material -el bolsillo-, lo que define en gran medida las preferencias electorales posteriores. Pero no todo es dinero. La política -la comunicación, los discursos que apelan a las emociones- también tienen influencia en la decisión de las personas.
Sobre estas cuestiones, y con miras a las elecciones de medio término del 14 de noviembre, discurre este diálogo con Artemio López, sociólogo y analista político.
Trabajador pobre
El fenómeno del “trabajador pobre”, inaugurado a fines del menemismo: ocupados plenos, que cumpliendo las horas efectivas de convenios colectivos, son retribuidos con ingresos que no asoman sobre la línea de pobreza. “Es la economía” (a veces irracional).
Este fenómeno se repite en la Argentina de manera cíclica. Para López, “este cuadro ha reflotado con fuerza desde que Mauricio Macri asumió la presidencia, y todavía persiste”. El consultor vincula esto último con el nivel de indecisos proyectado para estas elecciones: entre el 10% y 17% aún no definió su voto.
“Los que aún permanecen en situación de indecisión recuerdan las circunstancias difíciles que vivieron con Macri en términos socioeconómicos, pero son los mismos que todavía no ven los beneficios del nuevo modelo que se inauguró en 2019”
- Se dan dos movimientos simultáneos, en parte contradictorios, aunque no por eso inválidos: mientras se amplía el universo de electores, y se lanza una campaña explícita para estimular el voto de los jóvenes de 16 y 17 años, existe también un fondo de displicencia, cuando no de apatía, en una porción de estas personas hacia la “política”, o lo partidario. ¿Qué alianza, entre las que compiten, tiene naturalmente más recursos para seducir a este grupo, con identidades, en algunos casos, en plena construcción?
López- Dado un contexto de apatía generalizado, en esa franja de 16 a 19 años, efectivamente el Frente de Todos (FdT) tiene más recursos de interpelación. Pero existen diferencias con el “kirchnerismo inaugural”, que tenía un sistema identitario fuerte, construido a partir de la crisis de “la 125”, donde confrontó con los poderes reales y mediáticos. Ese contexto convocó a muchos jóvenes a participar y se registró un resurgimiento de la militancia. No hay hoy un sistema de esas características, por lo tanto yo diría que, aunque la participación de los jóvenes no es desdeñable, no tiene hoy la mística y la efervescencia de aquellos primeros gobiernos de Cristina Kirchner. Aunque hay que decir que en los tramos juveniles sigue siendo el FdT el que más recursos tiene para convocar electoralmente a estos segmentos.
-Encuestas muestran que más cercanos a los 17 años, mayor nivel de preferencia del FdT sobre JxC. Además de las cuestiones históricas, ¿Cree que la mirada y expectativa de futuro, que involucra inevitablemente lo colectivo, es distinta si se comparan rangos 18-30 vs. 50-70?
López- Creo que la perspectiva de futuro de los jóvenes, a groso modo, tiene mayor sintonía con la oferta del kirchnerismo, que surgió como una fuerza que restituyó nuevamente a la juventud la práctica política. En cambio, la franja +50, también a groso modo, tiene expectativas de país más en línea, yo diría, con lo establecido o con las bases tradicionales de la sociedad que tanto maltrata a los jóvenes.
Hay que tener en cuenta que entre sectores juveniles se duplica el desempleo y la informalidad; caen a la mitad los salarios en este grupo. Sin duda, hay una perspectiva distinta por parte de los jóvenes, y eso se traslada a los sondeos de opinión.
- ¿Cómo cree que se puede dispersar el voto de lo que se denomina "trabajador pobre"? En ese sentido ¿Qué capacidad de maniobra tiene el Gobierno nacional para atraer a la mayor parte de ese grupo?
López- Se mantiene una situación de indecisión importante: hay casi 15 puntos de indecisos. Estos están constituidos por sectores medios y medios bajos, dentro de los cuales obviamente están los “trabajadores pobres”. El oficialismo tiene algunas medidas que tomar porque son sectores que no se benefician con los planes tradicionales (Tarjeta Alimentar, AUH, entre otros). Se ha dado marcha atrás con el reajuste a los monotributistas. El gobierno tiene que contribuir fundamentalmente a controlar precios: la última medición anual de 50,1% de inflación y casi 55% en alimentos. El oficialismo tiene que destinar el esfuerzo en esa dirección porque, insisto, son los que aún permanecen en situación de indecisión porque recuerdan las circunstancias difíciles que vivieron con Macri en términos socioeconómicos, pero todavía no ven los beneficios del nuevo modelo que se inauguró en 2019.