Desafíos y oportunidades de Córdoba en su vínculo con China
El jueves a las 18 Santiago Notarfrancesco presenta el libro “Córdoba y China: un mundo de oportunidades”. Se podrá ver por Youtube.
Una reacción común cuando cuento que me especializo en estudios sobre China, o que estoy aprendiendo mandarín, es decir que China “es el futuro” o “lo que se viene”. Sin embargo, en el caso de Córdoba, desde hace varios años que China dejó de ser el futuro, para convertirse en un socio muy relevante de nuestro presente.
En los años 2019 y 2020, el gigante asiático fue el segundo destino de nuestras exportaciones. Además, desde hace 10 años que Córdoba tiene un hermanamiento con una de las jurisdicciones más relevantes en la geopolítica china: Chongqing. A ese combo se le suma la importante apertura del Instituto Confucio en la Universidad Nacional de Córdoba, ocurrido durante el año 2020, que tiene como asociado a la Universidad de Jinan, ubicada en la estratégica ciudad de Guangzhou.
Los vínculos con China son muy variados y exceden lo estrictamente político o económico. Incluso imágenes comunes del paisaje urbano cordobés, como los centros de práctica de Kung Fu, Tai Chi o de medicina tradicional china se encuadran en áreas de la relación bilateral poco exploradas.
Algunos desafíos
El vínculo con China tiene una serie de desafíos particulares, distintos a los que aborda Córdoba en el resto de sus relaciones internacionales.
Dentro de lo comercial, las exportaciones a China tienen un grado de concentración muy elevado, que no se repite ni el vínculo con Brasil ni con Vietnam (los otros principales destinos de las exportaciones cordobesas): cerca de del 90% de las exportaciones a China son soja en sus diferentes presentaciones. Es viable afirmar que uno de los principales objetivos del futuro mediato es diversificar las relaciones comerciales con China.
Pero esa diversificación no se va a producir por sí sola, ni es una tarea exclusivamente comercial. Lo que nos lleva a mencionar otro desafío importante para Córdoba - y el resto de la región – que es la dimensión cultural del vínculo con China. Actualmente, comerciamos más de lo que comprendemos con el país oriental, que no solo tiene un idioma muy diferente al nuestro, sino también una continuidad histórica de alrededor de cinco mil años de antigüedad y una percepción de sí mismos que dista mucho de la mirada occidental, muchas veces plagada de prejuicios y estereotipos alejados de la realidad asiática.
Un desafío de otra dimensión, aunque siempre presente es nuestra dinámica local, es que Córdoba no puede pensarse como una isla en su relación con China. La articulación regional y nacional es necesaria. La coordinación público-privado imprescindible. Por un lado, esto se sustenta en una variable de magnitud: todo lo vinculado a China es gigante en términos numéricos y muchas veces la demanda china es la oferta anual de todo el país. Por otro lado, la articulación es imprescindible para la relación con un Estado centralizado como el chino, donde las peleas entre gobiernos provinciales-nacionales o Estado-empresas nunca son expresadas en sus relaciones con el resto del mundo ni comprendidas en la dimensión que las tenemos en nuestro país.
Muchas oportunidades
Dicho esto, las oportunidades y fortalezas que tiene Córdoba son también muchas y abarcan todas las áreas.
En lo comercial, la diversidad productiva cordobesa es importante y complementaria con la demanda china. El maní cordobés es un activo de interés para el país con mayor consumo per cápita del mundo de la legumbre. China también se ha convertido en el principal importador mundial de lácteos y carnes, tanto bovina como porcina, rubros en los que nuestra provincia tiene un gran potencial, con la mirada puesta en cómo desarrollar emprendimientos que sea sostenibles y sustentables con la tierra que nos rodea, pero que de entrada permitirían diversificar al complejo sojero.
En la dimensión cultural, el Instituto Confucio de Córdoba es una carta ganadora para nuestra provincia. Al ser el primero en el interior del país (existe otros dos en la UBA y la UNLP) tiene una relevancia que incluso excede a nuestra provincia. Allí no solo se puede estudiar idioma y cultura china, sino también acceder a becas, rendir los exámenes internacionales de mandarín y, de alguna manera, empieza a funcionar como una sinergia de los proyectos cordobeses vinculados a China. Aunque fue inaugurado en el año 2020 en plena pandemia, en el último summer camp ya participaron 650 personas de 17 provincias distintas. La intención expresada por su directora, Elena Pérez, de expandirse en todo el interior provincial a través de la Universidades Populares sería un proyecto novedoso que ayudaría a enfrentar el desafío cultural descripto más arriba.
Existen incluso otras áreas poco exploradas, pero de enorme potencialidad. Solo por mencionar algunas (que se encuentran desarrolladas en profundidad en el libro que se presenta esta semana) en primer lugar se destaca el fútbol, activo muy extendido en territorio cordobés y con mucha demanda actual por parte de los chinos, que tienen un plan estatal cuyo objetivo es ser campeones del mundo antes del 2050. A esto se le podrían agregar los intercambios culturales, tanto en los ya mencionados campos de Kung Fu, Tai Chi y Medicina Tradicional China, como también proyectos para hacer llegar a China los Festivales de Folclore de Cosquín y de Tango de La Falda.
Los acuerdos gubernamentales y de gestión, que deberían centrarse en el área de Chongqing con quien ya tenemos un largo camino de hermanamiento recorrido, pueden ser una buena vía para explorar nuevas políticas de administración de las ciudades, en donde China tiene un desarrollo muy particular.
Los desafíos son múltiples y las oportunidades incontables. Lo enumerado hasta aquí no pretende ser exhaustivo ni concluyente. En todo caso, lo que queda claro es que China no es el futuro, sino un complejo presente para Córdoba, que necesita planificación, inteligencia y esfuerzo para tener una relación de beneficio compartido y extendido para quienes habitamos territorio cordobés.