Raly recordó a Tejada Gómez: "Sus poemas son parte de la memoria colectiva"
En su columna semanal, el musico eligió sorprender a los oyentes de FM102.3 leyendo poemas del reconocido poeta Armando Tejada Gómez, una de los máximas figuras autorales del folklore argentino.
Como cada martes, el cantautor y folclorista desarrolló su columna semanal en el programa Nada del Otro Mundo (lun a vie de 7 a 9 de la mañana) por la FM 102.3.
En su "Cancionero" de este martes Raly Barrionuevo combinó poesía y música, recitando fragmentos de la obra del gran poeta argentino Armando Tejada Gómez. Su voz, su música y su guitarra hicieron el resto.
"Tejada Gómez fue un tipo que nació con la poesía. La poesía nació con él", destacó Raly al comienzo de su columna. El poeta es reconocido como una de las grandes influencias del folclore argentino a tal punto de ser incluido entre las cinco máximas figuras autorales por la Fundación Konex.
"Uno se pone a ver los poemas de Tejada Gómez y ve muchos escritos que ya son clásicos, están en la memoria colectiva y por eso es parte del folclore", explico Raly. No por nada, Tejada Gomez es el autor de la letra de "Canción con todos", considerado Himno de América Latina y popularizada por la interpretación de Mercedes Sosa. "Alejandro ha llegado a ser la voz de Latinoamérica".
Muchacha
Recuérdame esta noche y nómbrame en tu idioma,
amor mío, muchacha, territorio de pájaros,
nómbrame en las ciudades donde trepas los trenes
con la amapola herida de tu vestido diario.
No conozco tu nombre, pequeñito y apenas,
tu mínimo poema de una sola palabra,
pero voy pronunciándote cuando digo esperemos
o cuando me transitas hacia dentro del alma,
porque sé que tus rostros tienen un mismo rostro
y tu sonrisa un aire de pétalo del aire,
conozco, sé tu modo de salvarnos la vida,
vencedora inmutable, con un niño en la sangre.
Yo te he visto muchacha plural, en las ciudades,
gastándote la magia con la prisa del alba.
Las oficinas públicas, públicamente áridas,
la tienda estrepitosa, la planilla a mansalva,
esas fábricas rojas de devorar, el sueldo,
lamentables rutinas de alquilarte hasta el sábado
y tú, tu nuca tibia, trizada luz, flor pálida,
resistes esa estrecha disposición de enanos
apoyada en tus sueños como en una ventana.
Y el moscardón horario zumbándote el absurdo
para matarte adentro la condición de pájaro.
Las ciudades son turbios demagogos, son esas
celestinas anónimas de la moda, sensuales
como una gelatina de sexo pegajoso,
espesas son, a gotas, turbiamente sensuales.
Las ciudades son fríos hoteles transitorios.
Debe se espantoso morir en las ciudades.
Porque no han hecho nada por amor, tantas cosas,
porque no figurabas en los planos, muchacha.
Y ya has nacido risa, has nacido tumulto,
has nacido de pronto con un golpe de alas.
Y ahora que has venido, que ya estás, que has llegado,
hay que cambiarlo todo, decir amor y amarnos,
clausurar las planillas, postergar las ganancias,
ahora que has llegado con tu fragante risa
qué han de hacer los señores de destino contable. . .
En horas de oficina, bajará mi poema,
a decirte en la oreja: territorio de pájaros. . .
Pero sigue guardando flores en la cartera,
la última dulce carta, un poema de Pablo,
sigue guardando signos de combatir el moho,
subversivos panfletos de construir la esperanza.
Muchacha, estrella nuestra, amor en todas partes,
los poetas cantamos para tu pie desnudo,
para tu sangre diaria,
porque somos la vida y esa sonrisa tuya,
nada más que la vida,
la vida y tú,
muchacha. . .