Todo se trasforma: así funciona el circuito del reciclado en Córdoba
Unas cuatro mil personas trabajan recolectando y seleccionando residuos en Córdoba. Están organizadas en cooperativas. En 2021, ya llevan recicladas 482 toneladas. La tarea recauda unos 15 millones anuales. Un equipo de cba24n.com.ar compartió un día de trabajo con los obreros fundamentales de reciclado, para conocer el circuito.
Nahuel se zambulle. Mete medio cuerpo adentro del contenedor verde. Revuelve la basura y habla desde adentro. Los que caminan este miércoles 2 de junio por la avenida Chacabuco, ven sus piernas asomando dese la boca del contenedor y se apartan un poco. Nahuel sale con algunos cartones y un cargador de celular: “Mirá lo que tiraron”, dice, “para algo va a servir”.
Nahuel integra una de las 14 cooperativas que en Córdoba se encargan de recolectar y clasificar residuos. En la ciudad se reciclaron aproximadamente 482.2 toneladas de residuos en los primeros cinco meses de 2021, según datos del ente Córdoba Obras y Servicios (COyS).
Del total, 202.7 toneladas corresponde a material celulósico (papel y cartón), 166.5 toneladas a vidrio, 19.8 toneladas a metales, 88 toneladas a plástico y 5.2 toneladas a telgopor.
Desde la regional cordobesa de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACyR) estiman que unas 3 mil personas trabajaban en el rubro. Sin embargo, tras la crisis económica causada por la pandemia, la cifra estaría rondando los 4 mil.
“Cada vez hay más gente con motos y autos juntando cartón y eso afecta el trabajo de los recicladores porque hay menos para recolectar”, sostuvieron desde la regional.
Un día reciclando
Lucas, Nahuel y Lautaro son recicladores de la Cooperativa La Esperanza. Los tres viven en barrio Angelelli 2 y viajan en la “chata” hacia Nueva Córdoba para juntar cartones, latas y todo lo que se pueda reciclar. El material más disponible para juntar es el cartón.
Desde la oxidada Ford F-100, sacaron dos robustos carros de hierro con los “bolsones”, bolsas grandes de polipropileno que pueden cargar unos 80 kilos de material.
Todos los días, los tres recorren unos cinco kilómetros cada uno. Siempre desde la esquina de Crisol y Chacabuco. Los viajes pueden ser hacia el Centro, por Nueva Córdoba o hacia la avenida Sabattini.
Este miércoles 2 de junio decidieron empezar a las 10 de la mañana y dirigirse hacia el Centro, bajando por Chacabuco. Nahuel mira un poco de reojo el lugar. En media hora, ya lo paró cuatro veces la Policía. Recordó la vez que lo detuvieron y le secuestraron un bolsón, el laburo de una tarde. “No nos dejan trabajar para llevar el pan a la casa”, expresó.
Lucas decidió caminar por la mano izquierda del boulevard. Nahuel y Lautaro fueron por la derecha. Cada uno tiene su estrategia. Nahuel se mete en todos los contenedores, tanto para residuos secos como húmedos. Los tres coinciden que la separación de la basura no se respeta mucho.
Lautaro considera que una de las mejores formas de conseguir cartón es en las verdulerías. Para Lucas, son las farmacias. Sin embargo, los tres aplican todas las estrategias para “rebuscársela”.
Los recolectores después siguieron por San Jerónimo y Plaza San Martín. Recorrieron algunos comercios y pudieron sacar algunas cajas. Nahuel nota que desde la pandemia, se consiguen menos cosas, hay negocios que cerraron y los comercios ya no venden como antes.
Cuando llegaron a avenida General Paz, decidieron volver y subir hacia el Patio Olmos. Entre los cartones, encontraron algunas curiosidades: cajas de testeos contra el COVID-19 sobre la ex Plaza Vélez Sarsfield, un cargador de computadora y algunos dientes de muestra para prótesis. De algo va a servir, comentó Nahuel, sobre el cargador.
Con el trabajo hecho, Lucas, Nahuel y Lautaro vuelven a la chata, suben los bolsones (hoy fue un día “más o menos”) y vuelven al barrio. Por la tarde volverán, y recorrerán otras calles.
Si nos organizamos, ganamos todos
Los bolsones que juntaron Lucas, Nahuel y Lautaro son almacenadas en un “nodo” que tienen en barrio Angelelli. Una vez por semana, un camión va a buscar el material para reciclar y se lo lleva a la flamante planta de la Cooperativa Esperanza.
La planta está ubicada en barrio Los Boulevares. Allí tienen la mano de obra y maquinaria especializada para separar, clasificar y enfardar el material reciclado.
Micaela Ferreyra es una de las trabajadoras del lugar. Ella abre los bolsones y separa el material para hacer “fardos” en una máquina que comprime todo el material para que esté listo para vender. Los fardos pesan aproximadamente 400 kilos y la cotización del material ronda entre los 18 pesos (más IVA) el kilo.
Los fardos pueden ser de primera (hechos de cartón corrugado), de segunda (de cartón más liviano y papeles), plástico o aluminio. Sin embargo, los fardos de primera y segunda son las principales fuentes de ingresos de la Cooperativa.
Omar Ferreyra, encargado de la planta, remarcó que es importante la capacidad de organización entre los trabajadores porque permite “pelear” un mejor precio de venta y terminar con intermediarios abusivos. Ignacio Pellón, otro trabajador encargado en cuestiones económicas, sostiene que contar con la planta y vehículos de traslado permite acortar gastos para los cartones que debían pagar un flete para transportar el cartón. A su vez, el proceso de enfardado brinda mayor rentabilidad ya que otorga un insumo óptimo para su reciclado final.
La planta de la Cooperativa logró en el último mes procesar unas 30 toneladas de material que fueron trasladados a los Centros Verdes de la Municipalidad de Córdoba. Allí, el municipio se encarga de organizar una “Ecosubasta” donde las industrias proponen precios para los dardos que serán reciclados.
Desde el COyS, proyectan una recaudación que ronda los 15 millones de pesos en el año para la actividad.
Para Omar, que tiene más de 20 años en la actividad, ser reciclador dejó de ser una actividad de subsistencia gracias a la cooperativización. Ahora, reflexionó, puede pensar en alimentar a sus hijos, darles educación y evitar que trabajen desde niño como lo hizo él.