Cómo fue la primera semana del juicio por el femicidio de Cecilia Basaldúa
Terminó la primera semana de audiencias en el juicio por el femicidio de Cecilia Basaldúa, quién apareció sin vida el 25 de abril de 2020 en Capilla del Monte. Pasaron veintiséis testigos y se presentaron pericias forenses, pero aún no hay pruebas demostradas que incriminen a Lucas Bustos, el único imputado que tiene la causa.
El lunes 2 de mayo comenzó el juicio en los Tribunales de Cruz del Eje, con la presencia afuera de más de 200 personas de organizaciones sociales, feministas y de derechos humanos. La exigencia de “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa” quedó expresada en carteles, banderas, canciones y coplas. En los escalones de la entrada a tribunales se armó un altar. Sobre un aguayo de colores se pusieron fotos, velas, flores y sahúmos, que se encendieron alrededor de la mochila de Cecilia: la que apareció el 5 de abril de 2020 en la zona de los Tres Puentes de Capilla del Monte. El último día que se la vio con vida.
Durante toda la semana, como un ritual, se desplegaron imágenes con su rostro, la bandera sobre el puente del ferrocarril, el altar con las velas iluminando sus fotos. Mientras sucedían las audiencias, afuera se hicieron asambleas, tocó un candombe, una batucada y algunas bandas de música que pasaron por el escenario montando frente a tribunales los días que las radios comunitarias de la zona instalaron sus equipos y abrieron los micrófonos.
Las audiencias
El juicio que lleva adelante la Cámara en lo Criminal y Correccional de Villa Dolores, conformada por los jueces Santiago Camogli Roque, Raúl Alejandro Castro y Carlos Rolando Escudero, cuenta con la intervención de un jurado popular de Cruz del Eje y el Fiscal Sergio Cuello de la Cámara de Villa Dolores.
Para las abogadas de la querella que representan a la familia, Daniela Pavón y Giselle Videla, el balance de esta semana fue positivo. “Se han podido marcar contradicciones en los testimonios de los policías. Quedó demostrado que el cuerpo cinco días antes de que fuera encontrado no estaba allí”.
Walter Luna, la persona que alquila el campo donde apareció el cuerpo sin vida de Cecilia fue quien manifestó en su testimonio, estar “Cien por ciento seguro”, que el miércoles anterior al sábado 25 de abril, en ese mismo lugar no había nada.
Las médicas forenses, Elina Moretta y Victoria Kabadin Yonson, explicaron que el cuerpo de Cecilia no tenía ningún rastro de mordeduras o ataques de alimañas de la zona y tampoco pudieron determinan si fue trasladado hasta allí. En este sentido Walter Luna fue contundente al referirse que “con tres días que un animal esté muerto, te lo comen entero los pájaros negros. Te lo agarra una tanda de pájaros y te dejan los huesos”.
Estos testimonios ponen en contradicción la hipótesis de la Fiscal de Instrucción de Cosquín -Paula Kelm-, quien sostiene que el cuerpo de Cecilia estuvo todo el tiempo en el lugar dónde fue hallado, a 1500 metros del basural de Capilla del Monte.
La mala víctima
Los informes de las pericias correspondientes al Gabinete de análisis de comportamiento de la Policía Judicial, centralizaron la atención en la personalidad de la víctima, en base a datos que fueron utilizadas en la tan cuestionada investigación de la instrucción.
En el informe probabilístico de un potencial perfil del victimario, se dejó entrever la falta de perspectiva de género y revictimización. “Una idea muy clasista por parte del Equipo Forense del Poder Judicial, que justamente en el supuesto perfil del victimario falta que diga y ‘sería un chico que se llama Lucas Bustos’”, acentuó Giselle Videla.
Para el Equipo Forense el presunto femicida sería una persona lugareña, que trabajaría con animales, con escasas relaciones de socialización y recursos de formación educativa. Ante estas determinaciones se preguntó si conocían al acusado, dada la clara similitud y precisión respecto de las características hipotéticas del autor con Lucas Bustos, y porque dicho informe se realizó el día 25 de julio, cuando Bustos ya había sido detenido. “Realmente si estamos pensando en una persona que tiene conciencia forense, como le llaman a este hecho de que la ropa de Cecilia en la escena del crimen estaba desorganizada y que la persona huyó sin ocultar el cuerpo o intentar moverlo para ocultarlo, no podemos entender como todo alrededor de la escena del crimen no tiene un rastro, un registro. El cuerpo de Cecilia no tiene pelos o partes de ropa de la persona que en teoría la violentó”, explica la abogada.
En el perfil psicológico de Cecilia se hace un cuasi diagnóstico de “esquizofrenia paranoide con delirios”. A partir de la lectura de sus escritos y mensajes de su celular, dan cuenta que por “delirante” habría pedido a su hermano información sobre Mainardi, la última persona que la alojó y convivió diez días con ella. El informe analiza, según las abogadas, de manera sesgada los mensajes de Cecilia y no establecen una continuidad entre los mismos, donde por ejemplo ella escribe: siento que me están volviendo loca, será por la marimba que me están dando.
Mario Mainardi es el único testigo que se refirió al “brote psicótico” de Cecilia, razón por el cual la habría echado de su casa. Declaró que a las 14hs. del día domingo 5 de abril, se fue de su casa y que antes esperó quince o veinte minutos para ver si Cecilia se había ido. “Cecilia se tuvo que haber ido 13:40 y el mensaje que le envía a su primo, Adrián Aldecoa: primo vendrán por mí, es a las 14:39hs., entonces ¿quién mandó ese mensaje?, se preguntan las abogadas. El primo responde unas horas más tarde y declaró haber entendido que Cecilia quería que la vayan a buscar. La familia afirmó que nunca había tenido un brote psicótico. En el testimonio de José Mesa, quien estuvo el sábado 4 de abril con ella en la casa de Mainardi, dijo: “Yo la ví bárbaro, re bien” y aseguró que estaba igual cuándo Mesa se fue de la casa.
En el informe las peritos forenses tomaron los escritos de Cecilia de espiritualidad, de su conexión con la naturaleza y la posicionaron como una víctima vulnerable, o sea como una “mala víctima”, donde se la estigmatiza por ser “demasiada confiada y comunicativa”, y un modo de vida que no se correspondía con lo normalizado socialmente. Se orientaron en la idea de un desequilibrio emocional que conduce a hacerla co-responsable de su trágico destino. Mientras que las conclusiones fueron basadas sobre todo en los dichos de Mainardi volcados en el expediente, con un perfil del supuesto agresor construido a la medida del acusado.
Se expuso que el femicidio habría ocurrido ante el rechazo de Cecilia al acercamiento sexual. Desde la mesa de organizaciones feministas, sociales y de derechos humanos que acompañan a la familia Basaldúa, se deja en claro que, “la violación (y violencia sexual en general) no tiene que ver con el rechazo o falta de consentimiento de la víctima, sino únicamente con el agresor”. A su vez, cuestionan el informe de dicho Gabinete, del cual forma parte la Lic. Rolando, denunciada ante el Colegio de Psicólogos de Córdoba por utilizar el inexistente Síndrome de Alienación Parental en un caso de abuso hacia las infancias.
Durante estos cinco días no hubo pruebas concretas que caigan en la acusación del imputado. La expectativa de la querella está enfocada en que la falta de evidencias habilite una nueva investigación y se indague en el entorno que estuvo con Cecilia hasta el 5 de abril de 2020. A dos años de su femicidio y en medio del proceso judicial, la pregunta sigue vigente: ¿Quién mató a Cecilia?