“Como si hubiese pocas historias, justo cuando llega el momento de callar, viene a agregarse otra”. La frase con que inicia el prólogo a En otro orden de cosas -geniales cada uno de sus prólogos, por cierto-. Justo cuando llega el momento de callar. A las concurridas anécdotas y mitos que el propio Fogwill diseminaba, se agrega Presentación de Rodolfo Fogwill, una monografía (Blatt & Ríos, 2024), hondo trabajo crítico de Ricardo Strafacce (Buenos Aires, 1958) en el que se cruzan las huellas de una biografía con las vicisitudes de una intervención disonante en el campo de la literatura, la política, la estética, la cultura en general.

El texto de Strafacce (536 páginas) va en parte contra los lugares comunes que puede dejar una toma aérea sobre la figura de Fogwill. Strafacce, escritor y abogado, puso toda su capacidad lectora y crítica para mostrar a un autor que, al igual que el resto de los mortales, no resulta posible escindir de su tiempo. “Eso es lo bueno de las historias: su capacidad de multiplicarse, reproducirse y provocar nuevas, mientras la Historia se empecina en todo lo contrario”, sigue la idea en el mencionado prólogo.

“Escribo para no ser escrito”, decía. Foto de Rafael Calviño.

“Desde una perspectiva social, histórica, Fogwill cayó como un meteorito en un momento crucial de la Argentina: restauración democrática, inminencia del post Borges. La obra se nutrió de esa efervescencia (política, literaria, sexual, farmacológica)”, dice Strafacce en contacto con Cba24n, mientras Fogwill, una monografía arriba “en el transcurso de los horas” a las librerías de la ciudad, según confirman libreros de Córdoba.

Si los doce capítulos que componen En otro orden de cosas corresponden, cada uno, a un año (el primero a 1971, el último a 1982) en Fogwill, una monografía cada capítulo corresponde a un libro -novelas, cuentos- que el escritor publicó siempre atento a todo detalle de edición, inevitable manía producto de años de trabajo publicitario y mercadeo.

A fines de 2023, luego de la donación de valiosos materiales, entre los que hay originales y un sinfín de epístolas, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno puso a disposición del público el Archivo Fogwill.

Fogwill decía que el autor es dueño de todo el libro: texto, portada, solapa, contratapa, lomo, etc. Por eso elegía las fotos de portada y escribía sus contratapas (aunque casi nunca las firmaba). Lo cual, bien mirado, es totalmente lógico. Ya lo dijo Aira en la contratapa de su primer libro: `una contratapa [ajena, agrego yo] es una tapa en contra´”, aclara Strafacce.

Desde Blatt & Ríos comentan que se trata de “un libro de los que ya no se escriben” y que abarca, de una manera personal, obsesiva, la manera de Strafacce, la totalidad de la obra de Fogwill, el escritor que en 1980 fundó el sello Tierra Baldía para publicar poesía.

“A algo más de cuarenta años de distancia, en un momento en el que en la Argentina proliferan las editoriales menores, quizás resulte difícil dimensionar lo que significaba la creación de un sello de poesía en enero 1980”, dice Strafacce señalando el interés siempre activo de Fogwill por la circulación de autores con respiración: entre otros, a inicios de los dos mil, promovió con entusiasmo la literatura de Mario Levrero.

En 2018 Blatt & Ríos publicó "Memoria romana y otros relatos".

“En el libro me ocupo de todas las novelas y de todos los cuentos, excepto de Runa y de La gran ventana de los sueños (que son y no son novelas y cuentos). También considero una gran parte de sus intervenciones en diarios y revistas en ese período –fuente de casi todos los bienes y de casi todos los males del presente− que transcurrió entre 1982/1985”, comenta Strafacce sobre la estructura -y la densidad- de su monografía

Runa (Interzona, 2003) es una novela extraña y cautivante, especialmente primitiva y al mismo tiempo como si hubiera sido concebida para lectores de una etapa futura de la humanidad, repleta de indicios. Para Strafacce, Fogwill fue “esencialmente un novelista”: quedó también fuera el análisis de su poesía.

Con Ricardo Piglia mantuvo un entrevero verbal, ácido. Arriba, parodiando una famosa fotografía del autor de La ciudad ausente.

“Con su literatura vivita y coleando, agresivamente incontrolable, inarchivable. Estos archivos están vivos”, dijo Juan Sasturain, exdirector de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno al inaugurar el Archivo Fogwill, a fines de 2023.

Inarchivable. Archivo resuena a clausura, o inventario, lejos de la vitalidad las novelas de Fogwill; recientemente Blatt & Ríos rescató Urbana (había sido editada sólo en España) y Penguin House reeditó Mis muertos Punk

“Consulté solo tres cajas (de las once o doce que componen el Archivo F.) que me facilitó, digitalizadas, Andrés Fogwill. Usé algunas cartas y borradores de cartas, sobre todo las relativas a cierto concurso que Fogwill hizo famoso”, contó Strafacce sobre algunos de los materiales a los que se asomó.

“El actual campo cultural (mayo 2024) agoniza. Ni siquiera a los escritores de derecha, estrellitas de la tevé durante el macrismo, los dejan asomar la jeta. Se necesitan varios Fogwills para reanimar un poco este cementerio”, cierra Strafacce.

El “Fogwill de Strafacce” ha sido muy esperado y seguramente será posible leer en él una guía para el presente. 

Presentación Rodolfo Fogwill, una monografía puede conseguirse en la web de la editorial. A la brevedad en las librerías de la ciudad de Córdoba.

Strafacce publicó, entre otras obras, "Osvaldo Lamborghini, una biografía", "La transformación de Rosendo", "La boliviana" y "El galpón". Foto: Lola García Garrido.

*Ricardo Strafacce abordó la obra de Osvaldo Lamborghini, David Viñas, Juan José Saer, Manuel Puig y Mario Levrero. El Dr. Strafacce defendió a Pablo Katchadjian en el juicio por plagio que inició María Kodama, la viuda de Jorge Luis Borges. Ganaron los escritores.

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