La Cumbre de líderes del G20 que tiene lugar en Brasil abre todo tipo de situaciones para el país. Y en ese sendero se mueve Javier Milei.

Por un lado, este lunes firmado el documento emitido por el Grupo. Pese a que discursivamente sostuvo algunas cuestiones en contra, como la Agenda 2030 de la ONU y el cobro de impuestos a personas “super-ricas”, los planteos no son incluidos en el texto final. 

El presidente apenas pidió, “correrse del medio” a los estados, para luchar contra los flagelos del Hambre y la Pobreza a nivel ecuménico, a la vez que solicitó “liberar el mercado y facilitar el comercio, y que el intercambio voluntario de bienes y servicios sea lo que traiga prosperidad”.

Un comunicado con el sello argentino, además, remarcó; "Nunca verán a nuestra administración defender propuestas que impliquen mayor presión fiscal (…) no es correcta la mención de ciertas categorías de pagadores de impuestos, por ejemplo los ultra-rich, a ser potencialmente gravados, por ser discriminatoria y también implicar un trato desigual frente a la ley”.

Con el eje en la necesidad de inversiones, de créditos y sumar exportaciones, este martes Milei sostiene una amplia agenda bilateral. Empezando por Xi Jinping.

Con los comunistas

Cerca de las 10.40, Javier Milei y Xi Jinping se encontraron para diseñar una hoja de ruta que contemple las necesidades económicas de la Argentina y fortalezca los intereses de Beijing que empuja una ofensiva geopolítica sobre América Latina.

El cónclave sucedió en el hotel Sheraton -adonde se aloja el premier chino- bajo estrictas medidas de seguridad, y se extendió por 30 minutos.
La cita oficial exhibe el giro pragmático de Milei, que hasta el año pasado aparecía reacio a mantener relaciones diplomáticas con el régimen comunista de China.

El jefe de Estado llegó al encuentro con Xi junto a Karina Milei -secretaria General de la Presidencia-, Gerardo Werthein -ministro de Relaciones Exteriores- y Luis Caputo, titular del Palacio de Hacienda. Tras la reunión con el líder chino, Milei y su comitiva se reunirán con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Milei está en las antípodas ideológicas de Xi, y durante la campaña electoral de 2023-hoy se cumple un año de su triunfo en el balotaje- reiteró que no tendría ninguna vinculación con Beijing, si asumía en la Casa Rosada.
“Nosotros no hacemos pacto con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas”, sostuvo Milei, el 16 de octubre de 2023, cuando le preguntaron su opinión sobre el régimen que encabeza Xi.

El pragmatismo político que exhibe Milei con Xi es consecuencia directa de los consejos del ministro Caputo y el titular del Banco Central, Santiago Bausili. Argentina tiene una debilidad estructural en sus reservas públicas, y China funciona como un soporte financiero a través de un swap por 5.000 millones de dólares con libre disponibilidad.

Sin swap chino todo se complicaría en los mercados. Milei dio un giro de 180 grados y junto con Karina Milei, la excanciller Mondino, Werthein, Caputo y Bausilli se dedicaron a aceitar los vínculos diplomáticos con Beijing.

El líder comunista ya sabe de las necesidades de la Argentina, y a cambio tiene una larga lista de objetivos geopolíticos que intenta coronar desde la administración de Mauricio Macri y el gobierno que compartieron Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

La ambiciosa lista de Xi incluye las represas hidroeléctricas en el sur, las centrales nucleares en Buenos Aires, un puerto de aguas profundas en Tierra del Fuego, la participación en las comunicaciones de la Argentina, el control de la Hidrovía, y el acceso al cobre y litio del país.

A su turno, Milei planteará la necesidad de ampliar los mercados comerciales para el país, y la importancia de mantener la libre disponibilidad del swap por 5.000 millones de dólares. Un objetivo clave para el programa de ajuste económico.

El líder comunista puede ofrecer esa asistencia financiera, mercados gigantescos -para menudos de pollo, soja, derivados, carnes y una infinidad de productos- y respaldo en los organismos internacionales como el FMI.

Milei tiene estas opciones a su alcance, pero a su vez estará condicionado por la llegada de Donald Trump al Salón Oval. Si Trump avanza contra Beijing -como lo anticipo en su campaña electoral-, Milei tendrá limitado espacio de maniobra para satisfacer los términos del trade off que Xi dejará planteado en el conclave de hoy en el G20.

Con el FMI

Cuando concluya su reunión con Xi, el presidente se encontrará con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo. Argentina termina su plan de Facilidades Extendidas a fin de año, y dilata la negociación para cerrar un nuevo programa frente a una exigencia puntual del FMI: si levanta el cepo financiero, podría haber un desembolso extra que fortalezca las reservas del Banco Central.

Luis Caputo rechazó esa exigencia y todo había quedado postergado hacia adelante, pero el triunfo de Donald Trump aceleró los tiempos que había calculado el ministro de Economía. Desde esta perspectiva, Milei hará pesar ante Georgieva sus vínculos personales con el presidente electo de los Estados Unidos.

Argentina y el FMI tienen apenas 32 días para negociar un nuevo programa, y después Washington se paraliza cuando llega la Navidad al pueblo. Milei no tiene apuro -se resiste a devaluar- y jugará la Carta Trump acorde a sus necesidades financieras.

El mandatario argentino hoy sólo quiere dar una señal a Georgieva, y después aguardará que el presidente electo de Estados Unidos jure en enero de 2025. Milei se fue de Mar-a-Lago con una certeza a prueba de maleficios: Trump lo ayudará a gobernar, y el FMI tendrá un papel clave en la resolución de sus debilidades económicas.