De cuando Carlos Vives vino a Córdoba
En 1993, el año de "El amor después del amor" y "Tango feroz", apareció "Clásicos de la provincia", un disco de vallenatos tradicionales interpretado por Carlos Vives, un cancionista colombiano que venía de ser una estrella de la televisión de allá como galán. El disco fue un superéxito y así Vives llegó a la Argentina. A Córdoba vino por primera vez dos décadas después. Y lo recibió Disco Pi
Era tan obvio que aquí en Córdoba sería tan bien aceptado y tan entendido -a fin de cuentas, la cumbia y el vallenato son parientes cercanos del cuarteto, pero sin embargo tuvieron que pasar 20 años de su desembarco en la Argentina para que llegara Carlos Vives. Y vino una sola vez, y después nunca más.
Hoy Vives ya no es aquel muchacho de los pelos largos y los pantalones de jeans cortos que debutó con La gota fría y los vallenatos tradicionales del interior de su país que habían compuesto hacía muchos años Rafael Escalona, Leandro Díaz, Alejo Durán, Emiliano Zuleta y Chema Gómez, entre otros clásicos autores. Es una estrella de la música latinoamericana, tan famosa como su compatriota Shakira aunque él nunca hizo -todavía- un tema junto a Bxzrp…
Pero vino una sola vez a Córdoba. Extraño.
Conocí a Vives cuando llegó por primera vez a Buenos Aires, en promoción de su disco. Supe ahí que no era un debutante, sino que en su país ya era famoso como actor de telenovelas, y que tenía cinco discos melódicos románticos editados por la Sony, ninguno de los cuales había sido gran éxito. Y que por eso un pequeño sello se había aventurado a producirle un disco de temas folklóricos tradicionales luego de que la televisión hubiera puesto en la pantalla una novela protagonizada por él que se llamaba, justamente, Escalona. Es necesario traducir. Rafael Escalona, allá, es como aquí Atahualpa Yupanqui o muchos otros. Carlos Gardel, Aníbal Troilo, Horacio Guarany, Antonio Tormo o el Cuchi Leguizamón. Y no sigo para no crear polémica. Pero ésa es la idea.
Me interesó mucho lo suyo. Vi su show de demostración en el mítico local Prix D’Ami donde reinaba el rock en boga en ese momento, y lo entrevisté ni bien pude. Recuerdo que en ese encuentro disfruté mucho de la charla porque el muchacho sabía mucho de fútbol, admiraba a Diego Maradona, Caniggia y Batistuta, y de rock: confesaba haber escuchado mucho a Sui Generis, Almendra, Pescado Rabioso, Moris y todo argentino de ese género que vino después.
Hasta que un día, Vives vino a Córdoba para tocar en el Orfeo Superdomo.
Fue tan breve su tiempo por esta ciudad, que me resultó imposible conseguir su presencia en el estudio. Pero conseguí al menos una llamada telefónica ni bien tocó tierra. Hoy quiero redescubrir aquel momento.