De cuando Joe Cocker reinventó a Los Beatles
Hoy se cumplen exactos 55 años del día de 1968 en que apareció la versión bluseada de un tema de Lennon & McCartney que cambiaría la historia del rock no por el disco en sí, sino por lo que vino después, posicionando a su intérprete como una de las voces más poderosas de la historia. Es una de las tantas historias que merecen quedar contadas
Apareció el 2 de octubre de 1968, o sea hace hoy 55 años, sin mayores expectativas de nadie, ni siquiera de su responsable.
Era un single de A&M Records, de etiqueta amarilla, con una versión bluseada de With A Little Help From My Friends, un tema de Lennon y McCartney que tenía toda la gloria de haber pertenecido al LP The Beatles Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, sí, pero que en su momento no había despertado ningún fervor. Tanto que, más que nada por una muestra de amabilidad de buenos compañeros y amigos, se lo dieron a cantar al baterista Ringo Starr.
Solo los cercanos al rock sabían que el registro de Cocker en el estudio había sido memorable: la batería la había tocado Barrie James Wilson del grupo Procol Harum, el de A Whiter Shade of Pale (aquí Con su blanca palidez) y la guitarra había estado a cargo de un muchacho llamado Jimmy Page, quien un par de años después haría historia con su banda Led Zeppelin, que llegaría a ser la más importante del mundo después de la disolución de Los Beatles.
Y sólo los músicos advertían que la versión era realmente novedosa: había sido relentada y estaba cerca del blues rock. Decían: está en 6/8, en un tono distinto a la original, y tiene acordes distintos en el 8 del medio.
Los argentinos adoramos esa versión, presentada por Cocker en el festival de Woodstock, en agosto de 1969, por el largometraje que, para los rockeros de Buenos Aires, fue durante muchos meses, en el comienzo de los 70, casi una misa de recogimiento semanal.
Y terminamos de admirar al cantante en 1977, cuando llegó al Luna Park, en una gira producida por el mismísimo Michael Lang, el productor del festival Woodstock.
En aquel tiempo, una visita de una superestrella de rock a Buenos Aires no era algo habitual. Sólo habían llegado, como si fuera extraterrestres, Bill Haley a mediados de los 50 y Carlos Santana en el 72 (este último también impulsado por la fama que le había dado la película del festival norteamericano del 69). La gran oleada de ilustres visitantes (primero The Police, Wheater Report, Van Halen y Jan Hammer, luego Prince, Madonna, Rod Stewart, Paul McCartney, entre muchos más) se produciría después, en los 80 y 90.
Sólo había dos medios que en 1977 cubrían los acontecimientos ligados al rock: las revistas Pelo y Expreso Imaginario.
La primera tuvo un gesto despectivo a la llegada de Cocker. Dijo que era un gran artista en decadencia.
La otra se entusiasmó con su presencia y hasta lo puso en la tapa de una de sus ediciones.
En esos días, Cocker estaba luchando con sus adicciones a las drogas y al alcohol. Tan pueblerino fue el gesto de quienes lo recibimos, que hasta se tejió una leyenda urbana que aseguraba que el gran cantante una noche se había escapado de su hotel para vagar por la ciudad y que incluso había terminado en un bar de mala muerte de Avellaneda tomando unos tragos con la barrabrava de Independiente.
De todas formas, sus tres conciertos en el Luna Park fueron buenos. Especialmente el primero.
Años después, en el arranque de los 90, Cocker volvió a visitar la Argentina. Fue en noviembre de 1992, ya en tiempos en que su versión de You Can Leave Your Hat On, gran hit en los 80 por haber sido incluida en la película Nueve semanas y media.
Joe Cocker estuvo en el Orfeo cordobés el 24 de marzo de 2012. Cantó con maestría delante de diez mil personas, unas horas después de la marcha por la Memoria.
Murió el 22 de diciembre de 2014. Tenía 70 años.