Piden la quiebra de Molino Cañuelas pero sigue trabajando con normalidad
La empresa, de 3500 trabajadores, tiene una millonaria deuda con el Banco Macro y con entidades financieras internacionales.
La crisis económica golpea a la industria de la alimentación de forma particular. Tal es así que la principal harinera de la Argentina, Molino Cañuelas, recibió un pedido de quiebra por parte del banco Macro luego de constatarse que difícilmente pueda pagar los 10 millones de dólares que la firma de la familia Navilli posee con la entidad bancaria.
"Hace ocho meses empezamos con un plan de reprogramación de vencimientos financieros producto de que no se pudo salir a la Bolsa", dijo en radio Universidad el director de Asuntos Legales de Molinos Cañuelas, Juan Manuel González Capra.
Molino Cañuelas cuenta con 90 años de antigüedad, exportación a 60 países y unos 3500 empleados directos repartidos en 21 plantas industriales en Argentina, Brasil y Uruguay, en donde se fabrican conocidas marcas como la harina Pureza, los bizcochos 9 de Oro, los aceites Cañuelas, las premezclas Mamá Cocina y las pastas secas San Agustín.
La compañía terminó con un nivel insustentable de endeudamiento también con otros 30 bancos por otros 1.350 millones de dólares.
Los bancos locales acreedores son: Banco Galicia, con 38,5 millones; Banco Nación, con 55 millones; HSBC, con 45 millones; Santander Río, con 36 millones; Banco Provincia de Buenos Aires, con 34 millones, y BBVA Banco Francés, con 24,5 millones.
En 2018 la firma despidió a 40 trabajadores de su planta en Tucumán. Sin embargo, esta situación no haría peligrar los puestos de trabajo. Con este pedido de quiebra, “la empresa sigue trabajando normalmente”, aseveró González Capra y detalló que “se trata de una empresa muy grande con presencia regional con 21 plantas industriales (…) este tipo de procesos se circunscribe a un tema financiero”.
De acuerdo a los últimos datos del INDEC la industria argentina utiliza actualmente solo un 56% de su capacidad instalada, por lo que las plantas industriales que sobreviven funcionan en promedio a la mitad de lo que podrían hacerlo si el consumo y el poder adquisitivo de la población se recuperara. El sector automotriz funciona al 15%, el sector textil al 31% y el sector metalmecánico al 38%.