Era un noche fría, pero no tanto, del otoño cordobés en 2016 y Paul McCartney se preparaba para dar un concierto en el Mario Alberto Kempes. El primero en argentina en esa gira, por lo que la atención del país estaba puesta en su corazón mediterráneo. Las Rositas eran las afortunadas teloneras seleccionadas y el estadio estaba repleto para que con puntualidad inglesa Sir Paul volviera a hacer historia en este país.

Yo era una de las privilegiadas acreditadas de prensa para este medio, y mi misión era, además de cronicar el recital, transmitir en redes sociales algunos momentos del show. Pero claramente la intención oculta de esta seguidora de Paul, pero más que de Paul de Los Beatles, era presenciar ese show, vivirlo lo más cerca posible y ser parte de uno de los hechos artísticos más importantes de mi vida.

Con esa emoción disfrazada con el traje de periodista especializada, esperaba en mi lugar el inicio del show. Tenía anotada prolijamente el set list completo del recital, basado en una exhaustiva investigación de los conciertos anteriores de la gira. El propósito era doble: informar a los fieles seguidores de Cba24n, pero sobretodo repasar las letras de cada una de las canciones, porque un recital de esa magnitud, sin ser capaz de corear cada de una de los títulos era inconcebible.

En esa época estaba cursando el segundo trimestre del embarazo de mi primera hija nacida y estar ahí siendo parte de ese show (ya había googleado que para entonces la bebé escuchaba perfectamente adentro de la panza) me hacía sentir la mejor madre del mundo. Le estaba dando una muestra concluyente a mi hija por venir de lo más increíble de la historia de la música. Y mientras pensaba en eso, pensaba también en el privilegio de haber podido ver en vivo a un 50 por ciento de los Beatles. Años atrás, Ringo Starr y su banda de superestrellas había hecho su show en el Orfeo. 

Y mientras preparaba toda la crónica, esperando el saludo de Sir Paul, sucedió lo impensado. El más carismático de los 4 de Liverpool ingresó al escenario "del Mario Alberto" con su impecable traje azul, su postura de lord inglés, su bajo emblema y se despachó con un "Buenas noches Córdoba, Hola Culiados".

Y cómo negar que se me infló el pecho de orgullo de escuchar de boca de ese hombre capaz de escribir canciones como BlackBird, Because o Let it be decir la palabra más representativa de esta ciudad mediterránea. Sir Paul se aprendió la pronunciación de la máxima expresión del lunfardo cordobés de manera exquisita. Y con eso inicio, la confirmación de que esa era la noche perfecta para escuchar a la leyenda viva fue total.

Paul MacCartney brilló y no dejó canción necesaria sin tocar. Por casi tres horas se lució en todos sus instrumentos, con y sin tecnología y nos regaló temas de su última etapa solista y de la época de mayor grandeza Beatle. Fue una noche perfecta, inolvidable que comenzó con la frase menos pensada y -aunque hay muchos detractores- con la frase más adecuada. La grandeza de un poeta que conoce a su público.

¡Feliz cumpleaños Paul!

PAUL McCARTNEY en Cordoba, ARGENTINA * ESPECIAL* Hola culiados...."YESTERDAY" -HD-