Teatro y cine, dos mundos y una trayectoria: Cristóbal López Baena
Mirá el diálogo que el actor brindó para hablar sobre su unipersonal "El Gato".
El actor de la obra “El Gato”, que llenó la sala del Cuenco durante junio y julio, nos comparte una mirada sobre el teatro, el cine y el oficio de actuar que “nunca es anterior al oficio de vivir”.
Cristóbal López Baena inició su trayectoria con el éxito de La Pecera de adolescente, y actualmente ya lleva en su historial dos rodajes de cine.
Mirá cinco preguntas para acercarnos a una historia cordobesa:
Comencemos por tus inicios: ¿Cómo fue hacer La Pecera?
Fue hermosa, un shock porque fueron 35 funciones a sala llena. Era la primera vez que hacía algo profesional en teatro, y con 17 años. Yo venía del mundo de la publicidad, y conocí a Teti Cavo en un taller de teatro, que fue quien me propuso hacer la obra. Trata sobre dos adolescentes que están metidos en el sótano de un colegio, y desde ahí espían por un hueco a su profesora. Entre ellos había mucho bullying, y finalmente, la obra termina en una violación. Es una historia terrible.
¿Podés decir que las emociones son la materia prima de la actuación para vos?
Sí… hay que pasar algunas cosas dolorosas para ser actor.
Yo me acuerdo que una vez, saliendo de escena tuve una función que no me gustó, y Mónica Nazar, la dueña de la Chacarita, me dijo “lo que pasa, Cris, es que para hacer un personaje primero hay que ser una persona”. Y ahí hay algo muy loco, porque no hay muchas diferencias. La emocionalidad es una potencia, es una energía que es mía, pero también sé que es de otros, o sea sé que todos podemos vivir lo que lo que actuamos.
¿Cómo ves a Córdoba en el teatro? ¿Te gusta trabajar acá?
Me gusta trabajar acá pero también me gustaron las experiencias coproducidas con gente de otros lados. Tuve la oportunidad de protagonizar una película de terror coproducida con España, que aún no estrenó, se llama “El Escuerzo” donde trabajé con dos actores españoles muy talentosos, Javier Pereira y Martin Aslan. Fue revelador… Se grabó toda la película en Córdoba, en la Pampa de Achala. Ahí encontré algo, un amor por el cine profundo, y me di cuenta de que cuando no estoy en rodaje estoy esperando tener un rodaje.
¿Qué podés contarnos de El Gato, dónde podemos verte en escena ahora?
Junto con Arantxa y Agustín queríamos generar una obra de teatro que sea liviana al principio, que la gente pueda identificarse al comienzo y después cerrar con un final trágico, y creo que lo conseguimos. Es un desafío para mí en cada función entrar en ese estado de reviente que tiene el personaje, me cuesta. Pero es muy divertido hacerla, la gente se ríe mucho y eso lo agradezco porque es lo que queríamos. Es muy lindo estar en escena con un animal, genera ganas de comunicarte, de vincularte. Ya estuvo dos meses en cartelera, y ahora vamos a seguir en agosto, en El Cuenco.
¿Confiás en tu cuerpo, tu herramienta de trabajo?
El cuerpo es muy vasto, si lo sabes encontrar, qué puntos tocar y estimular, se actúa. Confío mucho en mi cuerpo y confío en que siempre se puede renovar el cuerpo. Siempre hay una forma de actualizarlo y buscarle una nueva manera de otorgarle una carne a un personaje. Porque todo personaje es un fantasma, es una imaginación, es una idea, hasta que alguien lo mira porque hay un actor actuandolo.
¿Qué te nutre para pensar en personajes?
Me fascinan las personas que están realmente locas. Me encantan esas personalidades porque llaman mucho la atención y tienen algo que contar, hay una necesidad de decir. De esas personas intento robarles cosas para pensar mis personajes.
Entonces, dirigiste teatro, sos actor y también dramaturgo… ¿Algún sueño o proyecto a futuro?
Hacer mi propio cine. Ya hago mi propio teatro, ahora me gustaría hacer mi propio cine. Sin dejar nunca la intensidad de los personajes, quisiera empezar con algo chico, algo que sea íntimo.
PARA VER
Jueves de agosto a las 21h, en El Cuenco (Mendoza 2063, Alta Córdoba).
Entradas a $2.300 por antesala