Calor extremo: en 2070 buena parte de Córdoba será inhabitable
Un nuevo reporte resume el escenario y advierte sobre la necesidad de organizar la respuesta al cambio climático para minimizar su impacto, que será sufrido por las poblaciones más desprotegidas del planeta.
“El calor extremo es un asesino silencioso cuyos impactos seguramente crecerán, planteando enormes desafíos al desarrollo sostenible y a la creación nuevas necesidades de emergencia que exigirán una respuesta humanitaria”.
Así comienza el nuevo reporte que acaban de publicar en un esfuerzo conjunto la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, las Sociedades de la Media Luna Roja y el Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
Atender el problema de las olas de calor en un planeta que se calienta aceleradamente desde hace 70 años es un tema crucial y urgente. Es que las olas de calor representan algunos de los desastres más mortíferos registrados.
En datos del reporte: la ola de calor europea de 2003 fue responsable de más de 70.000 muertes en exceso; la ola de calor rusa de 2010 mató a más de 55.000 personas. Y mirando la historia muy reciente, este año se registraron más de 2000 muertes en exceso considerando solamente las olas de calor en Portugal y España y acaban de publicarse los datos que dan cuenta de 2803 muertes en exceso durante la ola de calor inglesa de este verano.
Los impactos no se limitan a los países de altos ingresos, solo que en ellos se miden con mayor precisión los resultados y se generan más noticias. La realidad es que países en desarrollo de los cinco continentes han experimentado emergencias graves relacionadas con el calor en los últimos años.
De hecho, en todos los lugares en que se dispone de datos confiables, las olas de calor son los episodios más letales relacionados con el clima.
El informe pone de relieve que los impactos del calor extremo son enormemente desiguales tanto en lo social como en lo geográfico. En una ola de calor, los más vulnerables y las personas marginadas, incluidos trabajadores ocasionales, los trabajadores agrícolas y los migrantes son los primeros damnificados. Ancianos, niños, niñas, lactantes y mujeres embarazadas tienen un mayor riesgo de enfermedad y muerte asociada con ambientes con altas temperaturas.
Hay pruebas convincentes de que los países de ingresos más bajos del mundo, aquellos menos responsables del cambio climático están sufriendo de manera desproporcionada los problemas asociados al calor extremo.
La combinación de los efectos del calentamiento, el envejecimiento de la población y el desarrollo de la urbanización provocarán un aumento significativo del número de personas en riesgo en los países en desarrollo durante las próximas décadas.
El proyectado de las futuras tasas de mortalidad por calor extremo son asombrosamente altas: a fin de siglo serán comparables en magnitud a todos los cánceres o a todas las enfermedades infecciosas. Y el crecimiento es asombrosamente desigual, con las personas de los países más pobres sufriendo niveles mucho mayores de aumento.
Como referencia general, el reporte establece que limitar el calentamiento global a 1,5°C en lugar de 2°C podría resultar en hasta 420 millones menos de personas expuestas con frecuencia a olas de calor extremo y alrededor de 65 millones menos de personas expuestas con frecuencia a olas de calor “excepcionales”.
Los cinco puntos
El informe está organizado para desarrollar cinco cuestiones centrales que se deben comprender en relación con las olas de calor para prever cursos de acción que mitiguen los impactos.
- Las olas de calor son una de las principales causas de sufrimiento y muerte en conexión con el cambio climático.
- Su impacto se potencia por la desigualdad ya que es mayor en poblaciones vulnerables, aisladas o marginadas.
- El cambio climático ya está provocando que las olas de calor sean más peligrosas.
- Pero no estamos viendo todo el impacto: las olas de calor serán más mortales con cada nuevo incremento de temperatura asociado con el cambio climático.
- El calor extremo se asocia a una cascada de impactos, que realimentan el fenómeno. Más calor, más sequías, más incendios, más emisiones de gases de efecto invernadero, menos fijación de CO2 y de nuevo, más calor. El resultado es una amenaza para toda forma de vida en el planeta y para el equilibrio de los sistemas.
Un mapa revelador
El informe reúne una gran cantidad de evidencia científica y trabajos previos. Entre ellos este mapa en el que se proyecta cómo será la “habitabilidad” (la aptitud como hábitat humano) del planeta para el año 2070 en función de los cambios esperados en el régimen pluvial y de temperaturas.
Como es previsible, todo el Ecuador del planeta, y especialmente la franja africana, serán áreas que se califican como “fuera de los nichos humanos históricos”. Pero distintos fenómenos expondrán otras áreas a esta situación de inhabitabilidad, como las concentraciones humanas (y de cemento) en Estados Unidos y Europa.
En el hemisferio sur, buena parte de las zonas pobladas de Australia, casi todo Sudáfrica y una franja con centro en el Río de la Plata, abarcando buena parte de la región pampeana, se suman a las áreas que serán menos habitables. Y en esta última franja, buena parte de la Provincia de Córdoba se habrá transformado en un nicho menos apto para la especie humana.