El presidente Lula Da Silva fue contundente en conferencia de prensa desde Araraquara, Sao Paulo, donde se encontraba cuando se desató la anarquía en la Explanada de los Ministerios: “Lo que hicieron no tiene precedente en la historia de Brasil”. 

En la cobertura especial realizada por este medio el día de la asunción presidencial manifestábamos que uno de los principales desafíos del gobierno entrante sería encontrar una solución política a la violencia interna y los excesos de la ultraderecha. 

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En redes sociales se viralizaron imágenes que dan cuenta de los destrozos llevados a cabo en el interior de los edificios, incluido el interior del Palacio del Planalto, sede de la presidencia. 

En medio de bombas de estruendo y humo, los extremistas realizaron pintadas, rompieron cuadros de alto valor, robaron, saquearon y destrozaron ventanales con la ayuda de objetos contundentes.

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En medio del agua, los gritos y el humo, en un paisaje de total anarquía, los atacantes quitaron algunos cuadros de los recintos e ingresaron al Senado federal. Otros se divertían en los baños, o aprovechaban para tomar agua y comer algo. 

En las paredes externas a los recintos se registraron pintadas y vidrios volaron en pedazos producto de lanzamientos de piedras, martillos y objetos punzantes.

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Lula da Silva dijo que la Justicia averiguará “quiénes financiaron lo que pasó hoy y todos pagarán con la fuerza de ley”. Aún no hay un detalle del valor económico que fue destrozado, saqueado o vandalizado. 

Detenidos

Al menos 150 seguidores de Jair Bolsonaro fueron arrestados después de la invasión y saqueo de los edificios de los tres poderes del Estado, en Brasilia, informó la agencia AFP.

CNN Brasil mostró imágenes de bolsonaristas vestidos de amarillo y verde bajar la rampa del Palacio presidencial de Planalto en fila, con las manos a la espalda, flanqueados por policías.

Por su parte, la Policía del Senado informó que había arrestado a 30 personas dentro del Congreso. Pasadas las 19 horas, la fuerza pública parecía retomar progresivamente el control de la situación, manteniendo a raya a manifestantes con agua lanzada desde tanquetas, aunque decenas de seguidores del expresidente seguían en las calles.