Menos asado y más lentejas: la recomendación que nos permitiría cuidar el clima
La reducción del consumo de carnes, especialmente de carne vacuna, puede representar una disminución de un 15% en las emisiones de nuestro país. En Dinamarca formulan la recomendación proponiendo un impuesto a la carne para cambiar la cultura de consumo.
La recomendación “menos asado” en Argentina parece una herejía. Pero fue hecha y, para colmo, junto con la indicación de que la carne vacuna, la más contaminante de todas, debería pagar un impuesto especial para reducir su consumo: un 33% según la recomendación que acaba de hacer el Consejo del Clima de Dinamarca
El presidente del consejo, Peter Mollgaard, le dijo a Reuters que los daneses deberían reemplazar dos tercios de su consumo de carne con vegetales de todo tipo como parte de los esfuerzos para alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos del país para fines de la década. “Menos cerdo asado y más lentejas”, fue la expresión textual.
La recomendación forma parte de una revisión anual de los esfuerzos de Dinamarca para lograr en 2030 un 70% de reducción de las emisiones de CO2 respecto a los niveles de 1990; la revisión anual y el objetivo son vinculantes, es decir, el gobierno está legalmente obligado a cumplirlas.
Según el informe, los daneses consumen más del doble de productos alimenticios de origen animal, como cerdo, vacas y lácteos, que el promedio de consumo mundial. Medido en las emisiones de su dieta, eso coloca a los daneses entre las poblaciones con más emisiones del mundo.
Dinamarca emitió 65 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2020. El consejo estima que Dinamarca podría emitir entre 2,6 y 3,9 millones de toneladas equivalentes de CO2 menos por año si todos los daneses siguen el consejo dietético del gobierno y reducen un tercio su consumo de carnes desde los poco más de 50 kilogramos por persona y por año que tienen hoy en promedio. Representaría un nada despreciable 5% de reducción de emisiones.
La comparación con Argentina
En Argentina, el consumo per cápita de carnes es de unos 102 kilos por habitante y por año (48 kg de vaca, 18 de cerdo y 46 de aves). Esto es más que el doble que Dinamarca, pero además, la población es 8 veces mayor, de modo que, extrapolando el cálculo, una reducción de un tercio en el consumo de carnes, derivaría en una reducción mínima de 40 millones de toneladas de emisiones de CO2 equivalentes. Más de 10 veces la reducción que se lograría en el país nórdico.
Pero hay un dato más para la comparación. Los argentinos consumimos 3 veces más carne de vaca que los daneses: en kilos anuales per cápita, nosotros 48 y ellos 16, relación que se invierte para el consumo de carne de cerdo. Se estima que producir carne vacuna conlleva aproximadamente el doble de las emisiones que se generan al producir cerdos.
De este modo, si la reducción se llevase de modo proporcional, lo que más se dejaría de consumir en nuestro país sería, sin duda, cortes vacunos. La reducción de gases de efecto invernadero podría llegar entonces a un 15% del total de las emisiones argentinas, lo que supondría un avance muy significativo para los aportes comprometidos por nuestro país en el marco de los acuerdos de París.