Anoche cenamos pastas, vino y postre (unos higos en almíbar que me habían regalado), esta mañana me desperté a las 6. Retomo alimentación saludable después de la excepción de anoche, comer liviano ayuda a no derrapar, me tiene mejor el ánimo. De 7 a 9 escucho radio. 102.3 SRT. Tengo que preparar mi columna del viernes, no tengo idea sobre qué historia contar, me gustaría que no fuera sobre el monotema. Ayer escribí bastante, como en un momento normal y bueno (¡!), estaba con una novela empezada, pero me corrí a algo sobre el asunto, todavía no sé qué es, por ahora se llama Coronavirus, para eso junto todas las estupideces que encuentro. El otoño está aquí inmejorable, muchos pájaros, mariposas, picaflores, ayer un pájaro rojo, copete y cuerpo colorado que nunca había visto. Tendría que ordenar la biblioteca, siempre estoy pasando eso para el día siguiente. Ayer le leímos como cada día un cuento a Preta (4 años), El marinero del canal de Suez (Horacio Cavallo, editorial Pípala, el libro tiene unas ilustraciones preciosas de Matías Acosta, pero eso quedara para cuando nos veamos, grabamos el cuento, no filmamos porque ellos tienen mal internet) la diferencia es que ahora lo leemos entre los dos, una página uno, otra página el otro. Josefina dice: ¡Gracias!, a Preta le encanto el cuento, ¡son más tiernos ustedes! ¡Y ese cariño alcanza para el día!