En los primeros días de Julio se conoció el reporte “Econo – nuestra, Es Tiempo de una Economía Para Todas y Todosde la ONG Oxfam, en el que se analizan la evolución de la riqueza y la pobreza en la sub región, al tiempo que se analiza la evolución y el impacto de las estructuras impositivas 

Es difícil escoger datos. El primer aspecto considerado es cómo evoluciona la distribución de la riqueza y el crecimiento de la pobreza, con datos abrumadores e incontrastables en relación a ciertos mitos en boga entre algunas elites políticas y algún periodismo.

América Latina y el Caribe (LAC) es la región del mundo en la que existe una mayor polarización entre la riqueza que concentra el 1 % más rico de la población y la que está en manos del 50 % más pobre.

En 2022, el 1 % más rico de LAC concentró casi 43,5 de cada 100 dólares de la riqueza total, mientras que la mitad más pobre de la población en su conjunto sólo concentró 0,8 de cada 100 dólares.  Es decir, ese pequeño grupo de las personas más ricas de LAC, uno de cada 100 habitantes, acaparan 55 veces más riqueza que la mitad más pobre de la región.

Hasta enero de 2024, existían 98 “milmillonarios” en LAC, los cuales acumulaban una riqueza conjunta de 480.800 millones de dólares, cantidad similar al PIB anual de Chile y Ecuador juntos.

En los últimos 25 años, los más ricos han seguido siendo igual de ricos, mientras la mitad más pobre se ha hecho más pobre. 
Un dato para demostrarlo. Los dos hombres más ricos de la región, dos personas, concentran más riqueza que toda la mitad más pobre (334 millones de personas).

Evolución de la riqueza

Desde el 2000, el conjunto de fortunas de los milmillonarios creció 368%, lo que representa un ritmo de crecimiento casi seis veces más rápido que el del conjunto de la economía en la región. 
Esas personas vieron crecer su riqueza a razón de 43,7 millones de dólares al día o 306 millones a la semana.

Un trabajador con el salario mínimo promedio de la región tendría que trabajar 90 años para ganar lo mismo que gana un milmillonario latino-caribeño promedio en un solo día. 
He aquí un mito derrumbado: la región no se hace más pobre ni deja de crecer; es solo que la riqueza no “derrama”.

Contraste

En 2023 la pobreza alcanzó al 29,1% (183 millones personas) en LAC y la pobreza extrema, al 11,4% (72 millones de personas). De este modo, la pobreza extrema se encuentra en niveles superiores a los de 2010; actualmente hay 2,9 millones de personas más en esta condición que antes de la pandemia.

Y, como se hace cada vez más evidente en estos análisis, la prevalencia de la pobreza y extrema pobreza se incrementa cuando se cruzan las condiciones de mujer, joven, rural y afrodescendiente o indígena.

Sistemas tributarios para pocos

Sin duda, la región es capaz de generar riqueza; el universo de la política debería ser capaz de ordenar una evolución con perspectivas de igualdad, para lo cual, los esquemas de impuestos deberían poder alinearse. Cuánto se recauda y cómo se redistribuye el dinero público es clave en nuestras sociedades. 
Y sin embargo, otro mito, el de los sistemas de impuestos abusivos, las “mochilas de impuestos”, tampoco se verifica.

Si bien la política fiscal puede ser un instrumento central para corregir los profundos desequilibrios que provoca la economía de mercado, en general en LAC ocurre todo lo contrario.
Con muy pocas excepciones, las políticas fiscales, especialmente los sistemas tributarios, tienden a reproducir y ampliar la polarización económica y las extremas desigualdades.

Los sistemas tributarios latino-caribeños recaudan poco, de forma injusta y favorecen a quienes más tienen. La recaudación total de impuestos en la región creció apenas 1,7 puntos porcentuales del PIB regional en los últimos diez años. 
Pasó del 20 % en 2010 al 21,7 % en 2021. En estos niveles, la recaudación en LAC es 10,7 puntos porcentuales menos que el promedio de las economías de la OCDE.

Para agravar el cuadro, el escaso crecimiento en la recaudación se dio a costa de quienes menos tienen. Mientras la mitad de la recaudación proviene de impuestos al consumo que afectan de manera desproporcionada a los hogares de menores ingresos, la recaudación de impuestos a las utilidades y ganancias de capital de las empresas cayó en un equivalente a 0,06 puntos porcentuales del PIB regional entre 2010 y 2021.

La aportación de los impuestos directos (renta y propiedad) se ha mantenido prácticamente constante entre 2005 y 2021, muy por debajo de su potencial recaudatorio en comparación con los países de la OCDE. 

En esta región, solo cinco países aplican impuestos al patrimonio neto y solo nueve tienen impuestos a las herencias, sucesiones y donaciones. 
Este patrón injusto de recaudación provoca que el 1 % más rico de la región pague proporcionalmente menos impuestos que las personas del 50 % más pobre. 

Los sistemas tributarios no solo no ayudan a reducir las brechas de desigualdad, sino que por el contrario las incrementan.